viernes, 16 de febrero de 2018

Los laicos protagonistas de la misión


Los materiales de la charla "Los laicos protagonistas de la misión", impartida por D. Óscar Alonso Peno, están a tu disposición haciendo click aquí.


Y Óscar nos dejó también esta bonita historia sobre cómo Dios está con nosotros hasta el último momento de nuestra vida:

La hija de un hombre le pidió a un sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a éste en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. 

Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo. 

- "Supongo que me estaba esperando", le dijo. 

- "No ¿quién es usted?", dijo el hombre. 

- "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo vendría a visitarlo". 

- "Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo, ¿le importa cerrar la puerta?" 

El sacerdote sorprendido la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y me salió por el otro pues no tengo idea de cómo hacerlo. 

Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. 

"Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas: te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo, luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti. No es algo alocado el hacerlo pues él nos dijo: "Yo estaré siempre con vosotros". Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora". "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces". Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija....pues me internaría de inmediato en el manicomio."

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo, y que no cesara de hacerlo. 

Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición y se fue a su parroquia. 

Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. 

El sacerdote le preguntó: 

- "¿Falleció en paz?" 

- "Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso." "Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto." "Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?" 

El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: 

- "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera..."



sábado, 10 de febrero de 2018

Mercadillo solidario


Febrero es el mes de Campaña Contra el hambre en el Mundo que organiza la ONG MANOS UNIDAS.

El lema de este año es COMPARTE LO QUE IMPORTA. Y eso es lo que queremos hacer todos el domingo 18. Compartir.

Como ya sabéis, nuestra parroquia elige un proyecto de colaboración con Manos Unidas. El elegido es:

“comprar un vehículo para un dispensario rural y programa de salud comunitaria”
Lugar: Marmain y 45 aldeas cercanas, en el estado de Meghalaya, en India
Al frente del proyecto: Hermanas de los desamparados
Coste del proyecto: 10.000 euros

Os invitamos a participar en el Mercadillo Solidario, que, como otros años, se celebra en los salones parroquiales, después de misa de 11,30 a lo largo de la mañana

No nos dejes caer en la tentación


Vamos a comenzar la Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua y tiempo de conversión. Hemos de cambiar muchas cosas, pero si lo pensamos con detenimiento descubriremos que la vida, toda ella, es un constante cambio.

En estos días vamos a escuchar en el Evangelio cómo Jesús fue tentado por Satanás durante los días que estuvo en el desierto. Es en esos momentos de soledad es cuando aparecen las peores tentaciones, aquellas que nos revelan contra nosotros mismos, aquellas de las que surgen los miedos, las inseguridades, los agobios y no estar conforme con lo que se tiene y con lo que se es.  En definitiva, de nuestro propio interior puede surgir la infelicidad.

Jesús, a través de las bienaventuranzas, nos marca los objetivos de la vida cristiana apelando siempre a la importancia de ser y estar felices en todas las situaciones de la vida. Uno que es feliz no necesita nada más y en consecuencia hace oídos sordos a todas las tentaciones que le salgan al camino.
Por eso, Jesús, al vivir otro año más el tiempo de gracia de la Cuaresma te pedimos con más insistencia “no nos dejes caer en la tentación” tal y como nos enseñaste en el padrenuestro.

Frente a la tentación de la grandeza danos la virtud de la sencillez, frente a la tentación de poseer haznos desprendidos, para que sepamos regalar vida a los demás y así poder ser verdaderamente felices. Sólo de esa manera estaremos siguiendo tus pasos que nos guían por nuestro desierto solitario hacia el manantial de tu Resurrección.


Evangelio del Domingo


La lepra se le quitó, y quedó limpio

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: 
—«Si quieres, puedes limpiarme»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
—«Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:
—«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés. 
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes. 
Mc 1, 40-45


REFLEXIÓN 

“Señor, si quieres, puedes limpiarme…” Jesús, sintiendo lástima; extendió la mano y lo tocó diciendo: “Quiero: queda limpio”. La compasión de Jesús. Ese padecer con que lo acercaba a cada persona que sufre. Jesús, se da completamente, se involucra en el dolor y la necesidad de la gente… simplemente, porque Él sabe y quiere padecer con, porque tiene un corazón que no se avergüenza de tener compasión.

“No podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado”. Esto significa que, además de curar al leproso, Jesús ha tomado sobre sí la marginación que la ley de Moisés imponía. Jesús no tiene miedo del riesgo que supone asumir el sufrimiento de otro, pero paga el precio con todas las consecuencias.

La compasión lleva a Jesús a actuar concretamente: a reintegrar al marginado. Y éstos son los tres conceptos claves que la Iglesia nos propone hoy en la liturgia de la palabra: la compasión de Jesús ante la marginación y su voluntad de integración.
S.S. Francisco

Nuevo número de La Vidriera


Ya podéis descargar, haciendo click aquí, el nuevo número de la hoja informativa parroquial La Vidriera, que se repartirá esté domingo en la Parroquia.