“Convertíos a Mí con todo el corazón y yo volveré a vosotros”. Cuarenta son los días que estuvo Cristo ayunando con su cuarenta noches, preparándose a la misión de dar la vida por todos los hombres, como cuarenta fueron los años que caminó Israel por el desierto en el Antiguo Testamento hasta llegar a la Tierra de promisión, que manaba leche y miel. Y cuarenta son los días que nos separan del Misterio Pascual, el Eje de nuestra Fe. “Por mi vida –Oráculo del Señor-, no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta de su conducta y que viva”, recordará también el Dios Altísimo por boca del Profeta Isaías. En la Liturgia de este miércoles, impone sobre la cabeza de los cristianos la santa ceniza, en señal preparación para la Fiesta de la Salvación. Durante este periodo, el color litúrgico utilizado en las celebraciones es morado, suprimiéndose también el Aleluya y el Canto del Gloria, para que cobren mayor importancia en la Pascua.
miércoles, 17 de febrero de 2010
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