viernes, 1 de enero de 2016
Jesús, alegría de cada día
Ha llegado la Navidad. Un año más, han vuelto los villancicos, las luces, los belenes, los árboles, los regalos, los buenos deseos,… ¿pero hemos experimentado de verdad que otra vez es Navidad?. La vida está llena de momentos especiales, pero los más especiales de todos no tienen fecha en el calendario, simplemente llegan cuando llegan. En Navidad celebramos que Dios se hace hombre, que la Misericordia se encarna en un Niño que nace humilde, que no tiene cuna sino un pesebre y que la única calefacción la recibe del aliento de los animales de aquel establo. Jesús no quiere comodidades, ni lujos, ni riquezas, sino que quiere detalles que nacen del interior de la persona, del corazón, eso es lo que nos mostrará a lo largo de su vida, con las enseñanzas recogidas en el Evangelio. Si vivir la Navidad es celebrar la alegría de Dios, que nos regala a su Hijo hecho hombre, ¿por qué no estamos alegres?, ¿por qué no se lo trasmitimos a los demás?, ¿qué necesitamos para estar alegres? Cada día la vida nos ofrece un montón de regalos ¿y cuesta tanto una sonrisa como para no ofrecérsela a los demás?. La Navidad también es un momento para encontrarse ¿y es que el resto del año no nos encontramos con nadie?. Encontrarse, saludar a otros, preocuparse por sus problemas, compartir las alegrías, abrazarles,… es una forma de transmitir el cariño y el apoyo, una forma de compartir la vida y ya sabemos que compartir es vivir. En este tiempo y siempre haz por ver a aquellas personas con las que hace tiempo que no hablas, pregúntales y háblales también de ti. La Navidad es ilusión y la vida entera también es ilusión. Ilusionarse es necesario para emprender proyectos, para aventurarnos a soñar. Construir un mundo mejor para todos pasa por ilusionarse en los aspectos más insignificantes de la vida. Volver a tener la mirada vivaracha de un niño es la mejor herramienta para trabajar con ilusión. Estemos atentos a las personas, a los detalles, a los más cercanos, miremos a nuestro alrededor y compartamos la alegría de ser queridos, agradezcamos cada gesto y cada palabra de aliento y sepamos llevar a todos los rincones de la Tierra la Buena Noticia de que Jesús sigue naciendo entre nosotros cada día y no sólo en Navidad.
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