viernes, 8 de mayo de 2020

Evangelio del día


Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 14, 1-6)

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
    «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
    «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
    «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».
Palabra del Señor.


COMENTARIO
El Evangelio de hoy y el de mañana que es su continuación, se leerá de nuevo el domingo. Con riesgo de repetirnos, podemos meditar dos veces este pasaje.
Si Jesús describe las relaciones entre los discípulos utilizando la imagen de la mesa de la fraternidad y el amor, quiere presentarnos al Padre como el que nos acoge en el hogar lleno de moradas para sus hijos. El Dios severo del Antiguo Testamento, da paso al Padre que recibe a sus hijos en la casa dónde todos habitan. El mismo Jesús hace de camarero de esa casa para tener con él a sus discípulos, y así gozar juntos de la presencia del Padre.
A veces ignoramos el camino de nuestro hogar, como le pasa a Tomás. Nos gustaría que nos dieran unas indicaciones claras de cómo hay que vivir, un manual de instrucciones con unas normas estrictas. Pero el Padre nos da a Jesús. Él no es una norma. Nos indica el testimonio de su vida, para que al seguirle, también nosotros vivamos una vida a su modo, pero con nuestra personalidad, con nuestra libertad, con nuestra forma de ser, en el contexto geográfico e histórico que nos ha tocado. Cuanto más conocemos a Jesús, más nos acercamos a la verdad y a la vida vivida en plenitud. Otros caminos nos conducen a la muerte. El camino de Jesús nos conduce directamente al hogar de Dios.
El camino de Jesús es un camino ilusionante, no exento de dificultades y sufrimientos; empático, fijando la mirada siempre en el caminar del hermano; realista, porque cuenta con los pecados de cada uno, libre, porque nos permite salirnos de su vereda; alegre, porque el evangelio es Buena Noticia…Buen día de camino con Él.

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