Mediante estas líneas quiero manifestar y hacer público mi más sentido reconocimiento y agradecimiento a la labor que José Carlos desarrolla en estas celebraciones, a su forma de hacer las cosas y a su forma de hablar “para los niños”.
La homilía con la que José Carlos nos deleitó ese día, al igual que ha venido sucediendo a lo largo de los numerosos domingos en los que hemos asistido a la denominada “misa de los niños”, es todo un ejemplo de sencillez en busca siempre de su perfecto entendimiento y comprensión por parte de nuestros pequeños. Y quiero que se me entienda bien: sencillez y laboriosidad son dos términos que muchas veces pueden parecer contrapuestos pero que en este caso no lo son, puesto que la sencillez de las homilías de José Carlos es fruto y consecuencia del trabajo y del esfuerzo de su preparación, tarea laboriosa donde las haya.
Muchas gracias José Carlos por hacer las cosas tan bien y por preocuparte por hacer que nuestros hijos tengan para siempre grabado en sus memorias un recuerdo imborrable del día en el que recibieron su Primera Comunión en la Parroquia de San José Obrero.
No quiero dejar pasar esta ocasión para agradecer también la labor de las catequistas, del coro parroquial, de las personas que limpian la iglesia, de las personas que se encargan de seleccionar y elegir la decoración de la Iglesia (otra vez en esto me consta que José Carlos tiene algo de culpa) y en definitiva, de todos aquellos que de una u otra manera, contribuyen a que este tipo de celebraciones sean en nuestra parroquia, y en mi más modesta opinión, de las más bonitas de Ávila.
Un padre muy agradecido.
Fernando Herráez
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