Despierta a la misericordia (Lc 21, 25-28. 34-36)
“Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. (…) Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre”
Todos nosotros vivimos dormidos en muchas ocasiones. Pensamos en todo lo que tenemos que hacer, las dificultades con las que nos encontramos. Nos adormecen el consumo, los medios de comunicación, nuestras cosas… Algo tiene que pasar para que despertemos. Es hora de que suene el despertador, de salir de nosotros mismos, de levantarnos. Aclarémonos los ojos porque hay personas a nuestro alrededor que necesitan de nuestro perdón, de nuestra ayuda, de nuestra comprensión. No pasemos por la vida sin verlas. Si tu corazón se conmueve, entonces has despertado a la misericordia.
ENRIQUECE TU ORACIÓN: Piensa estos días en alguna persona que te rodea. Pregúntate cuáles pueden ser sus miedos, sus inseguridades, sus valores… Pídele al Señor que te ayude a comprender el misterio que hay en esa persona.
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