Comienza el curso, es el momento de plantearnos nuevas metas y propósitos, de iniciar actividades hasta ahora desconocidas, de avanzar de nivel, de gestionar el tiempo, de programar y de hacer horarios.
También es el momento de preguntarnos ¿dejamos un hueco para Dios en nuestro horario? Podemos responder con rapidez a esta pregunta y decir que vamos los domingos a misa, o llevamos a nuestros hijos a catequesis, que rezamos por las noches al acostarnos y que a lo largo del curso tendremos un par de bodas, la comunión de algún sobrino o el bautizo del niño que acaban de tener unos amigos. Seguro que también hacemos un hueco a Dios antes de los exámenes de final de evaluación, o cuando estemos preocupados por algún tema médico propio o de nuestros allegados.
Dios es el Señor del tiempo, del ayer, de hoy y de mañana, ¿no se merece que le dediquemos algún rato más?
Si queremos a Dios, deberíamos relacionarnos con él de la misma manera que lo hacemos con nuestros seres queridos, algo que se resume en cuatro términos: escuchar, acompañar, compartir y celebrar.
Escuchar: estemos siempre atentos a la Palabra de Dios, tengamos pequeños momentos para leer el Evangelio de cada día, para contemplar y hacer nuestras las actitudes que tuvo Jesús en su vida.
Acompañar: no olvidemos que Dios se hace presente en cada persona que encontramos en el camino de la vida, caminemos junto a los otros, vivamos junto a ellos sus alegrías y sus tristezas, su vivir cotidiano.
Compartir: aprovechemos para vivir la fe de forma compartida. Son muchos los grupos que hay en la parroquia y seguro que alguno tiene algo que nos gusta. Vivir la fe junto a otros es algo que nos enriquece.
Celebrar: Dios es alegría, es Resurrección, es esperanza, es amor, todo esto es digno de ser celebrado en comunidad, por eso no hagamos de ir a misa una rutina o el cumplimiento de un mandato, sino que la Eucaristía dominical sea ante todo y sobre todo celebración y la acción de gracias del amor que Dios nos regala.
Que durante este curso tu horario siempre esté lleno de Dios.
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