Con la entrada del otoño los días se hacen más cortos, hay menos horas de luz solar y eso hace que la melancolía y el recuerdo afloren en los sentimientos. Quizás esta sea la razón por la que la Iglesia eligió el mes de noviembre para recordar a los difuntos. Tanto noviembre como diciembre, con el Adviento, son época de espera, pero de una espera esperanzada que se basa en la certeza de saber que vendrá el Mesías esperado para volver a nacer como niño en nuestros corazones y el Juez Misericordioso del final de los días.
La frase que da título a esta reflexión, “Saber que vendrás” está recogida en el estribillo de una conocida canción de ofertorio que suele aparecer en los cancioneros como “En este mundo que Cristo nos da”, que es la primera frase de su primera estrofa. La música de esta canción está tomada de uno de los grandes éxitos musicales de Bob Dylan, mientras que la letra fue compuesta por Jesús García Torralba.
Si tenemos la certeza de que después del otoño viene otra vez la primavera, ¿por qué nos cuesta tanto comprender que Cristo volverá y siempre lo tendremos con nosotros cuando alguien siga partiendo a los hombres su pan?
No es muy conocida la segunda estrofa de esta canción porque muchas veces no llega a cantarse por la brevedad del ofertorio, pero encierra un mensaje que está muy relacionado con esta reflexión, recordemos la estrofa:
“La sed de todos los hombres sin luz,
La pena y el triste llorar
El odio de los que mueren sin fe
Cansados de tanto luchar
En la patena de nuestra oblación
Acepta la vida Señor”
Actualmente hay muchos hombres y mujeres que han perdido la luz “la chispa de la vida”. Muchas personas han perdido la ilusión, la fe en los demás. Personas que piensan que Dios se aleja en las situaciones difíciles. Personas, en definitiva, que han olvidado la certeza de vivir con la ilusión que da el saber que vendrás y que estarás siempre al lado de quien te necesita.
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