sábado, 4 de abril de 2020

Evangelio del día


Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 11, 45-57)

EN aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
    «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
    «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
    «¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.
Palabra del Señor.


COMENTARIO
Mientras que el pueblo sencillo iba creyendo en Jesús, no faltaron algunos que iban con el cuento a las autoridades. Así que los sumos sacerdotes, los fariseos y el Sanedrín presentan el verdadero motivo de la muerte de Cristo: motivos políticos. Temían que muchos creyeran en Jesús y los romanos destruyeran el Templo y el pueblo judíos.
Aparece en escena también el sumo sacerdote Caifás. San Juan le atribuye unas palabras proféticas: “conviene que uno muera por el pueblo”. Sin quererlo, Caifás, estaba comunicando el sentido de la muerte de Cristo: muere por nosotros para darnos vida, para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Esta frase de Caifás nos recuerda que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Utiliza las perversas intenciones humanas para escribir una historia de salvación. Caifás quería un chivo expiatorio para mantener el poder religioso. En cambio Dios utiliza la muerte de un Justo para ayudarnos a comprender el amor que nos tiene al dar su vida por todos.
También Dios se hace presente en nuestro sufrimiento. No quiere nuestro dolor, pero lo utiliza para hacerse presente y acompañarnos, para sostener nuestra vida, para salvarnos. Desde la cruz, entendemos qué es la compasión: el Dios que padece con nosotros.
Que preparemos nuestro espíritu para vivir esta semana santa tan extraña y tan distinta que nos ha tocado vivir. Quizá el Padre se vale de esta circunstancia para ayudarnos a comprender la vida de otro modo.

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