viernes, 24 de mayo de 2019

Evangelio del Domingo


La paz os dejo, mi paz os doy

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.» Jn 14,23-29


Los discípulos saben que a Jesús le queda poco tiempo para seguir con ellos. Se sienten abatidos, tristes. Jesús lo sabe porque conoce bien a sus discípulos y quiere animarlos, por ello decide confiarles su deseo: que su palabra, el mensaje de salvación que Él trae no se pierda. Jesús les dice, y nos dice: «el que me ama guardará mi palabra, el que no me ama no la guardará» quiere que seamos fieles a su palabra y que seamos testimonio del amor de Dios entre los hombres. Dios no quiere dejarnos solos, por ello, nos envía al Espíritu Santo para que nos ayude en el camino y nos dé cada día la fuerza necesaria para trabajar por la paz, la justicia y el amor. El Espíritu nos ayudará a conocer mejor la Palabra de Dios y a ponerla en práctica. Veintiún siglos después, ¿seguimos con fidelidad la Palabra que Jesús nos dejó? ¿Somos realmente dignos de llamarnos sus seguidores? ¿Nos dejamos guiar por el Espíritu Santo?

Santa María de los piropos


Un piropo es una palabra o expresión de admiración, halago o elogio que se dirige a una persona.

Estamos acabando el mes de mayo, que tradicionalmente se le conoce como el mes de las flores y por ello una de las tradiciones de la devoción popular es ofrecer una flor a María cada día del mes. Es una tradición en desuso. Lo que aún sí que se mantiene es el rezo del Rosario, una oración popular que pretende que el fiel medite sobre los misterios de la vida de Jesús, en los que participó de una forma especial la Virgen.

Al acabar el rezo de los misterios del Rosario se recitan las letanías de la Virgen. Podemos decir que estas letanías son verdaderos piropos, llenos de poesía y de contenido teológico y conceptual. Se dice de María que es la Torre de David, la Rosa Mística, la Estrella de la mañana, el trono de la Sabiduría, el arca de la nueva alianza, …

En una sociedad como la actual, donde un piropo puede incluso ser tomado como una ofensa, si tiene algún tinte machista, hay que defender la claridad, la sencillez y por eso vamos a proponer un par de piropos que encierran la grandeza de la figura de María.

Mujer sencilla y humilde. Así nos lo demuestra en diferentes momentos de la vida, en los que está siempre junto a Cristo, pero en un segundo plano. María es esa chica joven que con humildad y sencillez asume la tarea que Dios la encomienda, aún sin comprenderla, el “hágase” de la Anunciación es el reconocimiento de que la voluntad de Dios está por encima de todo deseo o planificación humana. María nos enseña a confiar en Dios, a abandonarnos en sus manos.

Mujer constante y presente. María guarda todas sus vivencias, las medita en su corazón, intenta comprender la vida, está atenta a las necesidades de los demás y por eso siempre está ahí: Pidiendo a su Hijo que obre el primer milagro porque faltaba el vino en la fiesta; junto a la Cruz para ser testigo de las últimas palabras del Maestro y poder tener su cuerpo en su regazo, como cuando era Niño; en la alegría de la Resurrección o impulsando los primeros pasos de la Iglesia recibiendo el fuego del Espíritu.

María de la cercanía, del día a día, de los sentimientos, de lo cotidiano, de la mirada atenta, sigue siendo el mejor ejemplo en el que mirarnos para poder seguir los pasos de Jesús.


Agenda parroquial


Todas las tardes de mayo, a las 19,00 horas, se reza el Santo Rosario, menos los domingos, que se hace a las 18,30 horas.

Tras los dos últimos días de Primeras Comuniones (el 2 y 9 de junio a las 11,00 horas) el horario de la eucaristía de los domingos volverá a su horario habitual, es decir, a las 11,30 horas, 12,30 horas y 19,00 horas.

Nuevo número de La Vidriera


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