viernes, 26 de marzo de 2021

Pórtico de la Semana Santa 2021


LA CRUZ, EL CARPINTERO Y EL EVANGELIO DE LO COTIDIANO

INTRODUCCIÓN

Por segundo año consecutivo vamos a vivir una Semana Santa diferente. No habrá procesiones en las calles, aunque en este 2021 sí que podremos reunirnos para celebrar la parte fundamental de la Semana Santa que son las celebraciones del triduo pascual, eso sí, con restricciones no sólo en el aforo sino que también en la liturgia, eliminándose por ejemplo el rito del lavatorio de los pies.

Aprovechemos la ocasión para dedicar un rato al silencio, a la oración, a la contemplación de los misterios que celebramos en estas fechas, a volver a las fuentes releyendo y meditando el Evangelio y hagámoslo de la mano de San José, el carpintero de Nazaret y padre terrenal de Cristo. Descubramos a través de sus gestos y de sus obras esos detalles que pasan habitualmente desapercibidos para vivir intensamente este tiempo que lleva de la Pasión a la Resurrección.

LA CRUZ

La imagen más simbólica de la Semana Santa, tanto que llegó a convertirse en el símbolo del cristianismo, es la cruz. Para muchas personas puede resultar paradógico que un instrumento de sufrimiento y muerte pueda convertirse en un símbolo de Salvación.

Mirar la cruz es contemplar la propia vida. Nadie estamos exentos de cruces, de cargas, de tareas que se hacen cuesta arriba, de personas que no nos acaban de gustar, de ideas que no entendemos o con las que nos cuesta convencer. Estamos llenos de miedos, discusiones, enfrentamientos, incoherencias, cruces que nos apartan del disfrute de la vida, de vivir cada día la verdadera alegría.


EL CARPINTERO

El Papa Francisco ha querido que durante este año pongamos nuestra mirada en San José, un santo poco conocido pero que hace ciento cincuenta años fue declarado Patrón de la Iglesia Universal y por algo será.

San José es el santo de lo cotidiano, del trabajo, del silencio, del segundo plano, del esfuerzo, de las dificultades, de los sueños y todo eso es lo que podemos meditar durante estos meses. Llegados a la Semana Santa dejemos que el santo carpintero nos acompañe para fijarnos en los detalles insignificantes, en lo que habitualmente pasan desapercibidos entre el boato y la solemnidad.

¿Y si le hubieran encargado a José hacer la cruz de Jesús?. Cada día nos desvivimos por los hijos, queremos lo mejor para ellos y siempre estamos evitando que les pasen cosas malas. No sé, es probable que José nunca hiciera cruces, seguro que ese trabajo ya estaría monopolizado en Jerusalén, sería alguna empresa quien fabricara, casi en serie las cruces. Viendo los intereses políticos, la agitación de las masas que se da entre el pueblo, cuando tienen que elegir entre soltar a Jesús o a Barrabás, se hace difícil creer que un humilde carpintero fuera el encargado de construir las cruces como instrumento de martirio.

Pero hay algunas representaciones de San José, como la que aparece en la vidriera principal de nuestro templo parroquial, en la que San José está en el taller de Nazaret fabricando una cruz incluso ayudado por el joven Jesús. Cristo, durante toda su vida, estuvo haciendo siempre la voluntad del Padre. Durante la Semana Santa recordamos ese momento crucial de Getsemaní, Jesús se retira al monte de los olivos para orar y pide encarecidamente “aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”.

José también nos enseña a cumplir la voluntad del Padre, los designios de Dios. Es capaz de dejar todo, de escuchar, de fiarse de las palabras del ángel escuchadas en sueños para convertirse en padre y protector del pequeño Jesús, del Dios hecho hombre, del que, como dijo el anciano Simeón “será signo de contradicción entre los pueblos, pero está puesto para que muchos caigan y se levanten, será luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel”.

Nadie es profeta en su tierra. “¿De Nazaret puede salir algo bueno?. Esa es la cruz de la incomprensión, de la falta de respaldo de la sociedad, la cruz de la soledad que tan de actualidad está y seguro que esas palabras también le dolían a José.

Pero la devoción nos muestra a San José como una persona benévola, como alguien con arrojo que se pone en camino para cumplir con los preceptos pero sobre todo para no dejar solos a esa Madre y ese Niño tan especial. Huye a Egipto, sin nada, sabe lo que es “salir corriendo” perder toda seguridad para reinventarse, volver a construir y seguir viviendo.
 

EL EVANGELIO DE LO COTIDIANO

¡Qué pena que San José casi no aparezca en el Evangelio!. La verdad que gran parte de lo que sabemos del glorioso patriarca se lo debemos a los evangelios apócrifos, a aquellos que quedaron descartados de los libros canónicos del Nuevo Testamento. Se entiende que los relatos de los cuatro evangelistas vayan más a lo esencial del mensaje de Cristo, pero quizás nos hubiera acercado más a Jesús conocer cosas y tareas de su día a día.

José era carpintero. Un oficio humilde, sencillo, un artesano que creaba con sus manos, su esfuerzo y la ayuda de las herramientas del taller cualquier objeto de la vida cotidiana. Es probable que Jesús también aprendiera el oficio de carpintero, como aprenden los niños, jugando, compartiendo ratos de la tarea, ayudando en la medida de sus posibilidades, e incluso arrimando el hombro en momentos de necesidad.
 

En los relatos de Semana Santa e incluso en los de la vida pública de Jesús no aparece José por ninguna parte. Es probable que muriera antes de que ocurriera aquel inicio de etapa pública en la sinagoga, cuando dice Jesús que hoy se cumple la escritura y va a proclamar la Buena Nueva y la Salvación, busca a sus discípulos, despreciando a sabios y a ricos y comienza a recorrer los caminos de Galilea, pasando por las aldeas y dejando poso en aquellos que no endurecen el corazón y escuchan su voz.

Seguro que Jesús, durante su vida, recordó muchos de los ejemplos que le dio José. Seguro que se acordó del carpintero cuando vio descender desde el tejado de la casa esa camilla de madera que llevaba al enfermo, o al citar el celemín bajo el que no se debe poner la lámpara, o el candelero de madera, o el cabecero de la cama en la que estuvo postrado el buen samaritano en la posada, o la barca de Pedro, que también era de madera, o tantos y tantos utensilios que cita el evangelio y que sin duda pudieron salir de las manos del carpintero.

Pero sin duda hay una creación del oficio del carpintero que es fundamental dentro del Evangelio, es la mesa. Esa mesa sobre la que se celebró la última cena, en la que se congregaron los más allegados para celebrar una despedida con promesa, una fiesta que luego se tornaría en llanto y en desilusión para culminar a los tres días con alegría perpetua. Una mesa, como la de los discípulos de Emaús, que descubren el por qué ardía su corazón mientras compartían camino con aquel encontradizo. Una mesa, en la que a través del gesto cotidiano de partir y repartir el pan se convierte en el altar sobre el que se ofrece el propio Cristo, muerto, resucitado y conmemorado en cada Eucaristía.

Que vivamos esta Semana Santa fijándonos en los detalles, en cada utensilio de lo cotidiano, en cada vivencia, en cada persona, para reconocer la presencia de Cristo iluminada por el varón justo, el carpintero que lleva de la mano al Salvador del mundo.
 

Semana Santa 2021. Israel Muñoz Rodríguez

domingo, 21 de marzo de 2021

Horarios de Semana Santa

 

DOMINGO DE RAMOS (28 de marzo)

-Eucaristías: 11,20 - 12,30 -19 h

No se repartirán ramos, se pueden traer de casa para su bendición.

JUEVES SANTO (1 de abril)

-Retiro (en la iglesia): de 11 a 13 h

-Celebración de la Cena del Señor: 17,30 y 18,30 h

VIERNES SANTO (2 de abril)

-Vía crucis: 11 h

-Hora Santa (en el monumento): 12,30 h

-Celebración de la Pasión del Señor: 17,30 y 18,30 h

SÁBADO SANTO (3 de abril)

-Solemne Vigilia Pascual: 20,30 h

DOMINGO DE RESURRECCIÓN (4 de abril)

-Eucaristías: 12,30 (única de la mañana) y 19 h


sábado, 20 de marzo de 2021

Evangelio del Domingo


DOMINGO V DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA Jer 31, 31-34

Lectura del libro de Jeremías.
YA llegan días —oráculo del Señor— en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será una alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor —oráculo del Señor—
Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo:
«Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor —oráculo del Señor—, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 50, 3-4.12-13. 14-15 (R/.: 12a)

R/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
V/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R/.

SEGUNDA LECTURA Heb 5, 7-9

Lectura de la carta a los Hebreos.

CRISTO, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial.
Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio Jn 12, 26

El que quiera servirme, que me siga —dice el Señor—,
y donde esté yo, allí también estará mi servidor.

EVANGELIO Jn 12, 20-33

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
«Señor, queremos ver a Jesús».
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó:
«Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará.
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré? ¿Padre, líbrame de esta hora? Pero si por esto he venido, para esta hora: Padre, glorifica tu nombre».
Entonces vino una voz del cielo:
«Lo he glorificado y volveré a glorificarlo».
La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo:
«Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí».
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

Palabra del Señor.



HOMILÍA

HISTORIA DE DOS GRANOS DE TRIGO

Había dos granos de trigo entre miles de millones que estaban en el granero. Esos dos granos fueron destinados, junto con muchos otros a ser sembrados, porque estaban muy sanos, tenían mucho potencial. De ellos podría salir una espiga grande y sana. Como no podemos contar la historia de todos los granos que fueron sembrados, nos centraremos en lo que les ocurrió a esos dos granos, a los que vamos a llamar “Grano A” y “Grano B”. Cayeron los dos juntos en el surco. Parecían iguales, pero no lo eran, pues cada uno tenía su personalidad o mejor dicho, su “granilidad “. El grano A era muy amante de lo suyo, le gustaba vivir bien; era simpático. El grano B, no prestaba mucho interés a su aspecto, no pensaba demasiado en sí mismo. Cuando llegó el invierno con las lluvias, vieron los dos granos cómo se estaban pudriendo por la humedad de la tierra. Iban a morir. Los dos se sintieron aterrados, porque se daban cuenta que les había llegado la “hora”. Era el momento de dar su vida. Rezaban a Dios: “Padre, líbrame de esta hora” Pero no les quedó más remedio que aceptar la muerte. Habían sido destinados a pudrirse en la tierra. Pero cuando cesaron los fríos más inclementes, tanto A como B empezaron a brotar, desde la tierra hacia el cielo. Crecían a través de un tallo que primero era blanco, pero al salir de la tierra se fue convirtiendo al color verde. Ese era su destino, brotar, resurgir, crecer. Poco a poco A y B fueron creciendo y se hicieron una planta esbelta. Les faltaba poco para que surgiera la espiga.
Sucedió que ese año las lluvias eran escasas y las dos plantas empezaron a pasar serias dificultades para seguir creciendo.
- ¿Qué vamos a hacer? -Le dijo la Planta A a la B- Con esta sequía no podemos dejar que brote la espiga
- ¿Por qué no? – respondió B- Hemos nacido para dar fruto. Y sin espiga no daremos fruto.
- Ya, -dijo A- Pero si damos fruto, no podremos crecer más y nos quedaremos rechonchas y pequeñas. Estropearemos nuestra imagen.
La planta B se daba cuenta que su compañera olvidaba que el sembrador les había destinado a la tierra para que dieran un buen fruto. Y si no sacaban la espiga, su objetivo se torcería. Por eso dijo a A
- Debemos renunciar a nosotras mismas, debemos olvidarnos de ser plantas altas y frondosas. Lo importante es que la espiga crezca, aunque los granos sean más pequeños.
Mientras que la planta A se negó a sacar la espiga adelante, crecía y se hizo más alta. Tenía un tallo recto y bien formado. En cambio B, renunció a crecer para sí misma y centró toda su energía en formar la espiga. Apenas levantaba un palmo de la tierra, pero su espiga iba formando preciosos granos de trigo. No eran granos muy grandes, pero gracias a su sacrificio, el labrador que recogió los granos de B y do otras plantas como B, pudo comer y no murió de hambre.
Hemos sido creados por Dios para dar fruto abundante, para dar nuestra vida a los que nos rodean. Cuando los seres humanos solo pensamos en nuestros intereses económicos de forma egoísta, cuando vivimos la vida para nosotros mismos, cuando buscamos nuestro beneficio personal… olvidamos cual es nuestra esencia, desdibujamos nuestro futuro. Creemos que ganamos la vida con el éxito inmediato; engordamos nuestro ego, parecemos plantas sanas y grandes, llenas de futuro; pero el futuro se malogra, porque no somos FECUNDOS. Jesús nos recuerda que la vida se gana cuando la entregamos. Por eso, Él es LA VIDA. Le pedimos que también nosotros seamos fieles a nuestra esencia, a la llamada de Dios para ser sembradores de vida.

En este fin de semana, estamos celebrando el día del seminario. En ese “semillero” se sueñan sacerdotes que den la vida como la dio el Maestro Jesús. Pidamos hoy al Señor por las vocaciones, para que surjan jóvenes dispuestos a entregar su vida de esta manera. Feliz domingo

ORACIÓN

Señor, permaneciendo fiel hasta la muerte,
tú nos muestras el camino del amor más grande.
Tomando sobre ti el peso del pecado,
tú nos revelas el camino de la bondad.
Rezando por quienes te crucificaron,
tú nos conduces a un perdón sin medida.
Abriendo el paraíso al ladrón arrepentido,
tú enciendes en nosotros la esperanza.
Ven a ayudarnos en nuestra poca fe.
Crea para nosotros un corazón puro,
renueva y consolida nuestro espíritu.
Cerca está tu Palabra,
que ella nos habite y nos guarde siempre


sábado, 13 de marzo de 2021

Evangelio del Domingo


DOMINGO IV DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA 2 Crón 36, 14-16. 19-23

Lectura del segundo libro de las Crónicas.

EN aquellos días, todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, imitando las aberraciones de los pueblos y profanando el templo del Señor, que él había consagrado en Jerusalén.
El Señor, Dios de sus padres, les enviaba mensajeros a diario porque sentía lástima de su pueblo y de su morada; pero ellos escarnecían a los mensajeros de Dios, se reían de sus palabras y se burlaban de sus profetas, hasta que la ira del Señor se encendió irremediablemente contra su pueblo.
Incendiaron el templo de Dios, derribaron la muralla de Jerusalén, incendiaron todos sus palacios y destrozaron todos los objetos valiosos. Deportó a Babilonia a todos los que habían escapado de la espada. Fueron esclavos suyos y de sus hijos hasta el advenimiento del reino persa. Así se cumplió lo que había dicho Dios por medio de Jeremías:
«Hasta que la tierra pague los sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta cumplirse setenta años».
En el año primero de Ciro, rey de Persia, para cumplir lo que había dicho Dios por medio de Jeremías, el Señor movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino:
«Así dice Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a ese pueblo, puede volver. ¡Que el Señor, su Dios, esté con él!».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 136, 1-2. 3. 4-5. 6 (R/.: 6ab)

R/. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti.
V/. Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar
con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R/.
V/. Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión». R/.
V/. ¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha. R/.
V/. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías. R/.

SEGUNDA LECTURA Ef 2, 4-10

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

Hermanos:
Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo —estáis salvados por pura gracia—; nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él, para revelar en los tiempos venideros la inmensa riqueza de su gracia, mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tampoco viene de las obras, para que nadie pueda presumir.
Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que practicásemos.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio

Cf. Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito;
todo el que cree en él tiene vida eterna.

EVANGELIO Jn 3, 14-21

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».

Palabra del Señor.



HOMILÍA

1- Nicodemo
Nicodemo es un fariseo, que además pertenece al Consejo Judío. Por tanto es un hombre de la Ley, un hombre con autoridad. Pero también es un hombre que ha visto cómo actúa Jesús en el templo y de alguna forma siente curiosidad por él. Nicodemo representa a la Ley y a la autoridad judía, que el evangelista presenta como las tinieblas. Jesús es en cambio la Luz. Entre estos dos mundos, la tiniebla y la Luz, está Nicodemo, que duda de su pertenencia. Por eso va a visitar a Jesús, de noche, sin que nadie le vea.

2- La serpiente del desierto
En Nm 21, 9, se nos cuenta un episodio mientras el pueblo de Israel iba caminando por el desierto hacia la Tierra Prometida. Los israelitas se encontraron con una gran plaga de serpientes. Muchos eran mordidos por ellas. Entonces Dios mandó fabricar a Moisés una serpiente de bronce para que la mantuviera siempre alzada. Cuando un israelita era mordido por una serpiente, no tenía más que mirar a la otra serpiente de bronce portada por Moisés. En ese momento era curado del veneno. El mordido por la serpiente, no moría, al contrario, vivía.
Juan evangelista establece una comparación entre este pasaje del libro de los Números y lo que le sucederá a Jesús: será levantado, lo mismo que Moisés levantó a la serpiente. Si los que miraban la serpiente no tenían que morir por ser mordidos, los que miren a Jesús, elevado a lo más alto con la resurrección, también tendrán vida. El que se une a Jesús se llena de vida , no morirá.

3- Mirar a Jesús
En este mundo, lleno de corruptelas, de luchas por el poder, de negocios sucios, de comercio desenfrenado, necesitamos un poco de aire fresco, un poco de verdad en nuestras vidas, un poco de honradez que nos devuelva la fe en el hombre. Y para eso lo mejor es mirar a Dios, mirar a Jesús. Descubrir cómo el Padre no ha dudado en sacrificar la vida de su Hijo, entregarle por amor. Hoy es un día excelente para contemplar cómo Jesús se alejaba del poder, se acercaba a los humildes y pequeños; para mirarle caminando por los caminos de Galilea curando a los leprosos, restituyendo la dignidad a los pecadores…. En ese repaso a su vida, lo vemos también fracasado, perseguido por las autoridades, insultado y torturado, condenado a morir en una cruz… Jesús es el Hijo que lleva a término los deseos del Padre para este mundo. Por eso lo levantó, lo resucitó, le dio la vida. De esa misma manera nos dará la vida a nosotros, aunque estemos fuera de las estrategias de este mundo, aunque no contemos como actores principales de este teatro en el que vivimos. Nos basta con estar en la Luz, aunque ésta sea rechazada, aunque la mayoría prefiera las tinieblas. Mirar a Jesús, mantenernos en su camino, nos asegura la vida; no nos preserva de los sufrimientos de este mundo, pero nos permite vivir con dignidad, con altura de miras: la altura que nos ofrece el Padre en su proyecto del Reino. Un proyecto de fraternidad, de mesa compartida, de acogida para los descartados… No temas si no ocupas los primeros puestos de nada… Al contrario, alégrate, porque Jesús tampoco los ocupó. No te inquietes, porque tu cartilla no está repleta de millones. Desvívete por buscar el bien común en nuestra sociedad; por defender los derechos de los excluidos; por buscar la verdad de las cosas, sin conformarte con la explicación que dan siempre los mismos; por ser honrado en tu vida, en tu trabajo, en tu familia, con tus amigos, contigo mismo. Entonces resplandecerás, no por tus méritos, como nos dice san Pablo en la segunda lectura, sino porque Cristo proyecta su luz sobre ti. Te llenarás de vida. Feliz domingo.

sábado, 6 de marzo de 2021

Evangelio del Domingo


DOMINGO III DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA (forma breve) Éx 20, 1-3. 7-8. 12-17

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, el Señor pronunció estas palabras:
«Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
No tendrás otros dioses frente a mí.
No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.
Recuerda el día del sábado para santificarlo.
Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R/.: Jn 6, 68c)

R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V/. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.
V/. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
V/. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
V/. Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R/.

SEGUNDA LECTURA 1 Cor 1, 22-25

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

LOS judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados —judíos o griegos—, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio (Cf. Jn 3, 16)

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito;
todo el que cree en él tiene vida eterna.

EVANGELIO Jn 2, 13-25

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

SE acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«Qué signos nos muestras para obrar así?».
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había
dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

Palabra del Señor.


HOMILÍA

1. La Pascua en Jerusalén
Al acercarse la pascua, muchos judíos procedentes de los más diversos lugares, se acercaban a Jerusalén para celebrar los ritos pascuales. La capital era un lugar santo; y su templo era el principal edificio, el lugar donde Yahvé habita. Al templo acudían los judíos para ofrecer sus sacrificios de animales y otras ofrendas. Así pedían favores a Dios e imploraban perdón por las faltas cometidas.
El templo era el centro religioso de Israel, pero también era un centro económico donde se cambiaba moneda, se hacían negocios y se vendían animales para los sacrificios. Cuando alguien quería pedir un favor a Dios o pedir perdón, entregaba un cordero u otro animal doméstico, al sacerdote para que fuese sacrificado. En ocasiones se rociaba la sangre del animal sobre el pueblo. Muchos profetas habían alzado la voz contra los sacrificios vacíos que se ofrecían a Dios El salmo 40 nos describe cómo no agradan a Dios los sacrificios ni las ofrendas; lo agradable para él es el cumplimiento de su voluntad. Muchos pensaban que todos los sacrificios eran ritos vacíos.
2- Jesús entra en el templo
Jesús echa del templo a los vendedores. Nos dice también que expulsa a las ovejas y bueyes. Jesús se convertirá en el nuevo pastor de esas ovejas que saca del recinto que las aprisiona y las exprime la vida. Esas ovejas son el Pueblo de Dios a quien Jesús quiere redimir. Después esparce las monedas de los cambistas, recordando que la casa de Dios no es un mercado. Al contrario, es casa para la oración, para el encuentro.
La religión judía se había convertido en un negocio que aprisiona a los fieles, que utiliza y explota a los más pobres a cambio de unos supuestos favores de Dios. El templo se ha convertido en un recinto donde se adora al dios Dinero. Se está utilizando el nombre de Dios para explotar a la gente.
Desgraciadamente la historia de las religiones está llena de estos abusos, que contrastan con la verdadera fe. Jesús quiere que la relación con Dios sirva para liberarnos, no para atarnos, para explotarnos. Él transforma la religión. El episodio de la expulsión de los vendedores del templo enemistó a Jesús definitivamente con las autoridades religiosas de Jerusalén.
3- Jesús , el nuevo templo
Los dirigentes, que se identifican con los vendedores, exigen una señal a Jesús que justifique su escandalosa actuación.
Jesús les da la señal de su muerte. Libera a los corderos que se sacrificaban en el templo. En su lugar, se pone él, como el Cordero de Dios que entregará su vida como máximo servicio a la humanidad. Los dirigentes lo matarán para borrar al verdadero Dios de la Tierra. Esos mismos dirigentes destruirán el templo de Jesús, la persona donde Dios habita. Jesús es el nuevo Templo. La persona de Cristo es el lugar más sagrado, pues él es Dios-Hombre. Ese templo será destruido por la maldad de muchos, pero en tres días será reconstruido. Jesús se está refiriendo a su propia muerte y a su propia resurrección. Ese templo contiene la plenitud del Espíritu de Dios
4- Vinculados a Jesús por el Espíritu
Todos nosotros, cuando recibimos el Espíritu, quedamos vinculados a Jesús. Por eso también somos templo de Dios. Decimos que los templos son lugares sagrados, pero no hay nada más sagrado que el ser humano, el lugar donde reside el Espíritu. Por eso es contradictorio cuidar nuestros templos y a la vez ignorar a nuestros hermanos. Hemos de cuidar muy bien nuestros templos, como es lógico, pero hemos de ser más exquisitos en el trato con las personas que nos rodean, especialmente con los pobres, los enfermos, los excluidos… Todo ser humano es templo del Espíritu. Todo cristiano, cuando comulga, se hace portador de Cristo, se alimenta de su vida. Cuidemos los espacios sagrados con esmero, como nos dice Mt 25, sabiendo que cuidamos a Jesús mismo: los hambrientos, los sedientos, los encarcelados, los enfermos, los migrantes…Cuidemos nuestro cuerpo que acoge a Dios, también cuando estamos enfermos, cuando el cuerpo es un despojo, cuando.
Cuando estamos habitados por Dios, le ofrecemos nuestra vida, como Cristo la ofreció. Su ofrenda está siempre motivada por el amor. Nosotros nos ofrecemos movidos por él, que es Cordero que se ha dado su vida por todos. 
Feliz domingo