domingo, 31 de enero de 2021

Nueva misa de los domingos


Debido a las restricciones de aforo impuestas por la Junta de Castilla y León, a partir del próximo domingo 7 de febrero, se celebrará la Eucaristía en nuestra Parroquia también a las 10,45 h. Por lo tanto, el horario de misas dominicales será el siguiente:
10,45 h
11,30 h
12,30 h
19,00 h

Además, después de cada misa se dará la comunión a todas las personas que no hayan podido asistir y que así lo deseen.

sábado, 30 de enero de 2021

Evangelio del Domingo


DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA Dt 18, 15-20

Lectura del libro del Deuteronomio.

MOISÉS habló al pueblo diciendo:
«El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: “No quiero volver a escuchar la voz del Señor mi Dios, ni quiero ver más ese gran fuego, para no morir”.
El Señor me respondió: “Está bien lo que han dicho. Suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá todo lo que yo le mande. Yo mismo pediré cuentas a quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá”».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 94, 1-2. 6-7c. 7d-9 (R/.: cf. 7d-8a)

R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».
V/. Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
V/. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.
V/. Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R/.

SEGUNDA LECTURA 1 Cor 7, 32-35

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:
Quiero que os ahorréis preocupaciones: el no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.
Os digo todo esto para vuestro bien; no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.

Palabra de Dios.

Aleluya Mt 4, 16

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló. R/.

EVANGELIO Mc 1, 21b-28

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como
los escribas.
Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra del Señor.



HOMILÍA

El Evangelio de hoy nos sitúa al comienzo de la actividad pública de Jesús. Comienza en una sinagoga, lugar de enseñanza judía, donde se leía la Ley y los Profetas, donde los escribas enseñaban la doctrina teórica que iba conformando la fe judía.
Ya desde el principio, este texto compara de alguna forma las enseñanzas de Jesús con las de los escribas. Jesús despertaba comentarios de asombros porque su manera de enseñar era nueva, mientras que los escribas enseñaban, decían muchas cosas, pero no conseguían tener la autoridad de Jesús. Veamos por qué.
Marcos no nos cuenta qué decía Jesús; nos cuenta lo que hizo en la sinagoga. Ahí está la diferencia de la enseñanza de los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un mal espíritu. Marcos desea hacernos ver que ese espíritu malo lo ha cogido en la sinagoga. Nos sugiere que las enseñanzas de los escribas, los ritos y costumbres que ellos defienden, enloquecen a las personas, han enloquecido a ese hombre concreto, le han poseído, quitándole su propia libertad, atándole a ese mal espíritu, o a esos malos espíritus, como sugiere el plural empleado cuando grita: “¿qué tenemos nosotros que ver contigo?”.
Jesús le dice: “cállate y sal de él”. Los dos verbos en imperativo. Jesús no discute con el mal espíritu, como no quiere discutir la doctrina de los escribas. No sirve de nada, porque los enredos intelectuales pueden estar bien cuando hay un deseo de buscar la verdad, pero no sirven de nada cuando solo tratan de justificar la propia postura. Eso mismo sigue pasando hoy en las distintas tribunas políticas y sociales; se está utilizando la pandemia para hundir al adversario, no para buscar el bien común. Cuando todo el mundo sabe de todo, cuando todo el mundo sabe más que los técnicos, cuando en la tienda de la esquina, te encuentras con expertos que solucionan el problema en dos segundos… lo mejor es callar. Jesús ordena al hombre endemoniado que calle y a la vez le libera de sus propios demonios, los que la sinagoga le ha metido dentro.
Por esta acción, la gente ve a Jesús como alguien distinto: tiene una nueva forma de enseñar, una nueva forma de hacer realidad el amor de Dios. Jesús no se mete a discutir las enseñanzas de los escribas. Eso no le interesa: Le interesa el hombre enloquecido por las malas enseñanzas. Por eso le libera, le quita todos los pesos que los ritos religiosos han cargado sobre él. La mala religión ha dañado a un ser humano. El sábado se ha hecho para el hombre, no el hombre para el sábado.
Este episodio de liberación del endemoniado de la sinagoga debe llevarnos a nosotros a meditar sobre nuestra práctica religiosa. Toda religión debe fundarse en una experiencia de fe que libera. Pero lo cierto es que muchas veces, la religión puede hacernos daño. Veamos algunos aspectos negativos de la religión mal entendida:
1- Una religión que entretiene: se vive la fe como un entretenimiento, como un espectáculo más o menos bonito. Olvidamos que la fe nace de una llamada, no de un capricho o gusto personal. Jesús nos llama, como a sus discípulos, para que estemos con él y para hacernos pescadores de hombres.
2- Una religión ritualista: los ritos religiosos son buenos y necesarios. Pero los ritos no son un fin en sí mismos. Sirven para llevarnos a Dios. Cuando los ritos, siempre, relativos, se convierten en algo absoluto, nos hacemos ritualistas. El ritualista está más preocupado por la ejecución perfecta del rito, por la estética del ritual, que por el sentido que tiene. La abstinencia de comer carne en cuaresma, se creó para que fuéramos capaces de privarnos de algo que nos gusta comer para poder compartir con el que no tiene, para dominar nuestros impulsos. El sentido se perdió y quedó solo el rito vacío. Cuando esto ocurre, el rito no sirve para nada. Podemos ser muy capaces de privarnos de la carne durante los viernes de cuaresma, pero miramos para otro lado cuando hay personas que pasan necesidad.
3- Una religión clerical: nos advierte el papa Francisco muchas veces contra el clericalismo, que no es otra cosa que el dominio del clero sobre todos los fieles, sin contar con los hermanos, sin dar participación. Como si la iglesia fuera propiedad de algunos. Este clericalismo no solo está ejecutado por algunos clérigos, sino también por laicos que prefieren que alguien les mande, porque así la vida es más fácil. La autoridad en la Iglesia es otra cosa. Siempre ha de estar basada en el servicio.
4- Una religión rigorista: en estos días ha aparecido en la prensa la noticia de la condena de una monja carmelita del convento de Nogoyá, en Argentina, que sometía a sus monjas a vejaciones, latigazos y otras cosas por el estilo. Todo lo hacía para mantener el rigor moral, la observancia de las constituciones de la orden… Una religión así poco tiene que ver con la fe en Jesucristo. Basta recordar la misericordia mostrada con los pecadores: la adúltera, Zaqueo, etc..
5- Una religión mágica: es una religión del chantaje a Dios: “peregrino al santuario de la Virgen si me cura, rezo a Dios si me concede lo que le pido”… La relación con Dios se convierte en un intercambio. Pero la fe es confianza en el Padre. Poner la vida en sus manos, como nos recuerda C. de Foucold. Cuando pedimos a Dios, hemos de ponernos a la escucha de su Palabra, confiando que nos da lo mejor.
Que el evangelio de hoy nos ayude a depurar nuestra fe, gozando de nuestra relación con Dios, sintiendo la alegría de seguir a Jesús, que siempre nos libera. Por eso su autoridad es tan grande para nosotros. Feliz domingo.

sábado, 23 de enero de 2021

Evangelio del Domingo


DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA Jon 3, 1-5. 10

Lectura de la profecía de Jonás.

EL Señor dirigió la palabra a Jonás:
«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».
Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla. Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:
«Dentro de cuarenta días, Nínive será arrasada».
Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.
Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 24, 4-5a. 6-7cd. 8-9 (R/.: 4a)

R/. Señor, enséñame tus caminos.
V/. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
V/. Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
V/. El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.

SEGUNDA LECTURA 1 Cor 7, 29-31

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

DIGO esto, hermanos, que el momento es apremiante.
Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Palabra de Dios.

Aleluya
Mc 1, 15

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Está cerca el reino de Dios;
convertíos y creed en el Evangelio. R/.

EVANGELIO Mc 1, 14-20

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

Palabra del Señor.



HOMILIA

No quería seguir escribiendo la homilía en el blog de la parroquia, después de haberla publicado durante el tiempo de Adviento y Navidad. No quiero cansar a la gente, ni convertirlo en una rutina. Pero con esto de la reducción de los aforos del culto, soy consciente de que mucha gente no puede venir a misa, porque no cabe, porque tiene miedo de contagiarse… Así que hoy me he decidido a mandar las lecturas con un pequeño comentario. Pero lo verdaderamente importante son las lecturas. Siempre ha de prevalecer la Palabra de Dios sobre nuestra palabra, limitada y pobre. El Papa Francisco ha instituido este domingo como el Domingo de la Palabra de Dios. Una buena manera de recordarnos la importancia que tiene. 
En la vida de fe hay dos columnas fundamentales para los cristianos:
1. El pilar de la Eucaristía. El Jueves Santo y el día del Corpus nos lo recuerdan.
2. El Pilar de la Palabra de Dios: antes no teníamos ninguna fiesta que nos lo recordara. Ahora podemos destacarla en este tercer domingo del tiempo ordinario. Sin la Palabra nos faltaría la fuente de inspiración para conocer el deseo de Dios, para conocer la intimidad de Jesús. Ahora que la pandemia nos priva de la participación eucarística, al menos nos queda la Palabra.
El Evangelio de hoy nos introduce de nuevo en el tema de la llamada. Si no hemos sentido nunca que hemos sido llamados por Dios, sería bueno que nos replantáramos nuestra fe.
Tener fe no es vivir en la inercia de aceptar sin más una tradición o una costumbre. Tenemos fe porque Dios nos ha llamado, nos ha elegido como amigos, como hijos, como discípulos, como colaboradores….
Igual que llamó a Simón y Andrés, a Santiago y a Juan, los del Cebedeo, Jesús nos llama a nosotros: Carmen y Lucía, Rodrigo, el hijo del que tiene el bar en la esquina; Alonso y su hermana Julia, que son los mellizos que viven en la calle Dulcinea…
Jesús llama. Se vale de mil artimañas: a través de tu abuela que te enseñó a rezar; a través de tu amigo, que te llevó al grupo que había en la Iglesia o al campamento de la parroquia… A través de tu profe, que te habló de Dios…. Jesús te ha llamado aunque no te habías dado cuenta.
Y siempre hay algo que dejar: las redes, la familia, los compromisos sociales… Cuando Jesús te llama, te fascina. No te importa dejar de ir al cine ese día para ayudar a preparar el campamento de la parroquia. No te importa dejar un rato de sueño el domingo para cantar en el coro en la misa del domingo. Estás deseando acabar los deberes del cole, o dejar hecha la comida para tus hijos para encontrarte con otros que también han sido llamados.
Pero no todo el mundo comparte esta fascinación por Jesús. A muchos no les interesa. Sienten otras llamadas.
Otras veces nos apura el compromiso, porque Jesús no nos llama únicamente para pasar el rato. Compromete nuestra vida, nos pide cosas que nos sacan de nuestra comodidad. Por eso sentimos tentaciones de abandonar. Incluso a veces ponemos excusas que no cuelan. Ahora la pandemia es la excusa perfecta para no escuchar la llamada de Jesús. Muchos tibios enfriarán su fascinación y abandonarán. Otros renovarán su ardor. Desearán con fuerza todo aquello de lo que la pandemia nos ha privado. Así es la vida de fe, así ha sido siempre.
La Palabra de Dios tiene tanta fuerza que muchos redescubrirán de nuevo la llamada, aunque hubieran olvidado esa voz. Feliz domingo.

miércoles, 6 de enero de 2021

Evangelio: Epifanía del Señor


PRIMERA LECTURA Is 60, 1-6

Lectura del libro de Isaías.

¡LEVÁNTATE y resplandece, Jerusalén,
porque llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!
Las tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos,
pero sobre ti amanecerá el Señor,
y su gloria se verá sobre ti.
Caminarán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira:
todos esos se han reunido, vienen hacia ti;
llegan tus hijos desde lejos,
a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, y estarás radiante;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,
porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti,
y a ti llegan las riquezas de los pueblos.
Te cubrirá una multitud de camellos,
dromedarios de Madián y de Efá.
Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso,
y proclaman las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 71, 1bc-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R/.: cf. 11)

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
V/. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
V/. En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.
V/. Los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante él todos los reyes,
y sírvanle todos los pueblos. R/.
V/. Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.

SEGUNDA LECTURA Ef 3, 2-3a. 5-6

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

HERMANOS:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Palabra de Dios.

Aleluya Cf. Mt 2, 2
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Hemos visto salir su estrella
y venimos a adorar al Señor. R/.

EVANGELIO Mt 2, 1-12

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

HABIENDO nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.



HOMILÍA

En este día de los reyes, día de la epifanía, manifestación de Cristo a todos los pueblos de la tierra, las lecturas apuntan siempre en la misma dirección: hacia la Luz. Esa luz más potente que las estrellas: es Cristo.
1- Sobre ti amanecerá el Señor
Eso dice Isaías: “sobre ti amanecerá el Señor”. Se refiere a la ciudad de Jerusalén, siempre amenazada o sometida por las potencias extrajeras, siempre dando la espalda a Dios. Pero esas palabras son un canto de esperanza para aquella ciudad.
Estas palabras resuenan hoy también para nuestro mundo como un canto de esperanza. Un mundo amenazado por la pandemia, oscurecido por la amenaza de las crisis económicas. Nos espera un nuevo amanecer. Pero hemos de saber que ese nuevo orden no se alcanza por una vacuna, ni por una prosperidad más o menos duradera.
2- Dios mío, da tu juicio al rey
Estas palabras del salmo ponen la esperanza en un rey que iba a devolver la paz y la Justicia al pueblo de Israel. Un rey justo que se apiade de la vida de los pobres. Ese rey nunca llegó. Los primeros cristianos comprendieron que ese rey había llegado inesperadamente, en un niño anónimo. Su reino era distinto. Dios había suscitado un rey para su pueblo sin dejarse tentar por el afán de dominio, sin ceder a la violencia, sin abrazar las riquezas. Un rey así no puede ser de este mundo. Sin embargo, existe; sólo que no está identificado como rey, porque no le vemos la corona.
3- Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo
Los Magos, buscaban señales de algo. En el fondo buscaban a ese rey que les devolviera la esperanza. Es lo mismo que buscamos todos. En un mundo de tanto márketing, tanta fachada, tanta mentira montada para obtener votos, estamos deseosos de encontrar a ese rey que abandere un poco de cordura, un poco de justicia , un poco de verdad. Los Magos vieron una estrella. Y tiraron del hilo hasta llegar a donde estaba la verdadera luz. Hoy podemos encontrar al Mesías, al Niño Dios en medio de nuestro mundo. No está en los centros de decisión, no está entre los poderosos, no está en los Herodes modernos. Está en la humildad de cualquier barrio de nuestras ciudades o pueblos perdidos, está entre la gente humilde como los pastores. En esos lugares se puede encontrar el resplandor de la estrella que lo anuncia. Donde está la estrella puede haber pobreza, pero no hay discursos interesados, ni estrategias, ni intercambio de favores, ni palabras pomposas… Hay alegría, a veces, sufrimiento acumulado, verdad, autenticidad. Allí está el Niño. Ojalá sepamos identificarlo con buenas intenciones, para adorarlo. No hagamos como Herodes, que destruye todo para mantener su poder.
4- Partícipes de la misma promesa
Nos dice san Pablo en la segunda lectura que los gentiles también son partícipes de la promesa. Dios nos ha prometido que todos participaríamos en su Reino, el Reino de Jesús, el Reino de los hijos de Dios.
Esta fiesta de la Epifanía nos invita a comprender que Jesús es un gran don para todos los pueblos, razas, condiciones sociales… Les costó mucho a los judíos entender que Dios no era suyo, sino de todos. También a nosotros nos cuesta muchas veces entender que el Evangelio sobrepasa las barreras de nuestras fronteras, que el mundo es de todos, que la tierra es para todos. No podemos poner barreras a las personas, porque todos somos hijos de Dios, sean de la raza o el país que sean. No será creible nuestra fe, mientras sigamos empeñados en mantener los mismos criterios de segregación que mueven a este mundo en que vivimos.
Que los Magos, junto a la vacuna, traigan un poco de fe en el verdadero Rey que cambiará nuestros corazones endurecidos.


sábado, 2 de enero de 2021

Evangelio del Domingo


DOMINGO II DESPUÉS DE NAVIDAD

PRIMERA LECTURA Eclo 24, 1-2. 8-12

Lectura del libro de Eclesiástico.

LA sabiduría hace su propia alabanza,
encuentra su honor en Dios
y se gloría en medio de su pueblo.
En la asamblea del Altísimo abre su boca
y se gloría ante el Poderoso.
«El Creador del universo me dio una orden,
el que me había creado estableció mi morada
y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob,
y fija tu heredad en Israel”.
Desde el principio, antes de los siglos, me creó,
y nunca jamás dejaré de existir.
Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él,
y así me establecí en Sion.
En la ciudad amada encontré descanso,
y en Jerusalén reside mi poder.
Arraigué en un pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su heredad».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R/.: Jn 1, 14)

R/. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
V/. Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sion.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
V/. Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.
V/. Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

SEGUNDA LECTURA Ef 1, 3-6. 15-18

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

BENDITO sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo
para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
a ser sus hijos,
para alabanza de la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

Palabra de Dios.

Aleluya

Cf. 1 Tim 3, 16
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Gloria a ti, Cristo, proclamado en las naciones;
gloria a ti, Cristo, creído en el mundo. R/.

EVANGELIO Jn 1, 1-18

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.



HOMILÍA

En este domingo nos encontramos con el mismo evangelio que el día de Navidad: el prólogo del evangelista san Juan.
Para dar un enfoque distinto a este texto, hoy podemos cambiar la palabra Verbo por la Palabra Jesús. Así podemos ver cómo Jesús hace realidad lo que dice este texto del evangelio.
1- Ya en el principio existía Jesús.
Aunque éste es su nombre de la tierra, podemos decir con la segunda lectura que Dios nos pensó a los hombres a partir de Cristo Jesús. Nos imaginó santos como Jesús es santo. Nos pensó llenos de amor y perdón, colmados de generosidad y paz. Otra cosa es cómo le hemos salido a Dios. Nos creo libres y muchas veces elegimos la tiniebla y el pecado.
2- Jesús es la luz del mundo
Cuando miramos a Jesús vemos la luz. El evangelio nos dice cómo curaba a los ciegos, incapaces de ver la luz. Nos recuerda que los seres humanos muchas veces nos cegamos llenos de egoísmo o de orgullo. Estamos ciegos cuando destruimos la naturaleza por ganar dinero; nuestros ojos no ven cuando nos metemos en guerras alimentadas por la codicia; vivimos en tinieblas cuando alimentamos las desigualdades, nos hacemos racistas o utilizamos la violencia contra los demás… Jesús nos enseña a ver el mundo de una manera distinta, luminosa: desde el amor, desde el perdón, desde la alegría…. Pero no siempre queremos ver la vida con sus ojos claros. Nos dijo: “vosotros sois la luz del mundo, sois la sal de la tierra”. Si apagamos esa luz, ¿cómo vamos a alumbrar a nadie? Renovemos en esta navidad nuestro deseo de ser transparentes, de ser santos como Jesús es santo e irreprochable.
3- Jesús pone su tienda entre nosotros
Jesús no se ha quedado en el cielo. Ha querido hacerse uno de tantos, vivir a nuestro lado, servirnos, lavarnos los pies. No ha vivido en palacios, no ha tenido un reino de poder, no ha vivido su vida para sí mismo. Al contrario: pasó por este mundo haciendo el bien, curando, acercándose a los pecadores, a los excluidos, a los pobres. Siempre al lado de los que viven en el infierno de la vida. Eso es el “Verbo hecho carne”. Jesús nos pide que hagamos nosotros lo mismo. ¿Cómo podemos hablar de los inmigrantes, de los pobres, de los que sufren si no conocemos sus vidas a fondo? Solo viviendo a su lado, caminando sus pasos podemos conocerles. Es esta Navidad se nos invita a encarnarnos, a conocer las penas y dificultades de los que peor lo pasan. Las de los ricos y los famosos nos las sabemos de memoria; los medios y la gente se encargan de recordárnoslas todos los días.