El Belén parroquial ya está montado. Ha sido una tarea bonita entre las actividades de la parroquia. Una tarea de equipo, porque mucha gente ha participado en el montaje, en la pintura, en la electricidad… Un belén grande no se podría hacer de otra manera. Por ello, lo más grande no es solo el belén, sino la implicación de mucha gente: desde los que han hecho su aportación económica para financiar los gastos, hasta los que día tras día han trabajado en el montaje o en la pintura de las figuras. Miles de gracias a todos.
Construyendo el belén, también se construye parroquia, porque una vez acabado, se nos ofrece a todos, para que podamos gozar de la contemplación del Evangelio de la infancia de Jesús a través de unas figuras y un paisaje. Esa es su finalidad. Por eso pedimos que este Belén nos acerque más al misterio del Dios-Niño de la Navidad. Todos podemos ser personajes activos de ese Belén del Espíritu. Feliz Belén. Feliz Navidad.
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