martes, 2 de abril de 2013

Hacia una comunidad nueva: Una comunidad movida por el Espíritu para vivir y anunciar el Reino de Dios.


Jesús no nos deja huérfanos. Nos da su espíritu, que se manifiesta de una manera especial cuando estamos en comunidad. (Recordemos la escena de Pentecostés). Por eso el Espíritu huye de los individualismos. El Espíritu de Dios nos mueve para trabajar en nuevos proyectos que expliciten el Reino, con los niños, con los enfermos y ancianos, con los necesitados, con las personas de nuestro barrio… Cuando un grupo o persona olvida la tarea para la que ha sido llamado y se centra en disputas internas, en competencias y murmuraciones, tendría que revisarse seriamente y descubrir los caminos del Espíritu a los que está renunciando. “Buscad el Reino y su justicia y lo demás se os dará por añadidura”, nos dice Jesús. Lo podríamos traducir: buscad el bien de los niños, de los jóvenes, de los enfermos, de los necesitados, de las familias; no os cerréis en las cosas de vuestro grupo, ni en vuestras disputas y murmuraciones.

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