sábado, 6 de octubre de 2018

Eres niño como yo


Una de las primeras oraciones que se enseñan es el Jesusito de mi vida, puede parecer algo ñoña o infantil, pero adaptada a los niveles de comprensión de un niño encierra grandes verdades teológicas.
Una de estas verdades o dogmas es el de la humanidad de Cristo, que queda reflejada en la segunda frase de la oración. Al decir “eres niño como yo” profesamos que Dios se ha hecho hombre y quiere compartir su divinidad estando de igual a igual. Esta idea es la misma que se nos recuerda en la carta de San Pablo a los Filipenses que escuchamos cada Domingo de Ramos como segunda lectura: “Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, sino que, al contrario, se despojó de su rango y actuando como un hombre cualquiera se rebajó hasta someterse incluso a la muerte”.

Jesús, en varios momentos recogidos en el Evangelio nos invita a ser niños, porque los más pequeños, con su sencillez e inocencia son los más humildes, los más necesitados de atenciones y los que aman de verdad, sin dobleces.

Al comenzar este curso serán muchos los niños que lleguen a la parroquia, a misa, a catequesis, a los grupos de infancia... abramos las puertas de nuestro templo y de nuestro corazón para recibirles como se merecen, poniéndonos a su altura, pues en definitiva la puerta baja y estrecha es la que da acceso al Reino de Dios.

No olvidemos que también nosotros fuimos pequeños y alguien nos llevó a la iglesia, nos habló de Jesús y poco a poco, casi sin darnos cuenta, fuimos descubriendo y experimentando la alegría de vivir la fe en comunidad.

Que este curso que comienza tengamos siempre presente que los más pequeños también cuentan para Jesús, quien dijo “Dejad que los niños se acerquen a mí” y los puso de ejemplo delante de los apóstoles. Que seamos como aquel niño que dio los cinco panes y dos peces para saciar el hambre de la multitud, es decir que pongamos al servicio de los demás nuestros dones, pues la vida cristiana se basa en lo sencillo, en lo pequeño, en los detalles como el de Dios que nos invita a ser como niños, ya que también Él es Niño, como tú y como yo. 


No hay comentarios: