miércoles, 16 de enero de 2013

¿Quién paga los gastos de la Parroquia?


Hace tiempo quedé sorprendido por un comentario de un grupo de madres de la parroquia. Hablando de los gastos de nuestra iglesia, me dijeron que ellas pensaban que todo lo pagaba el obispado. Lo decían convencidas. Cuando les dije que todos los gastos de la parroquia los pagábamos con el dinero de las colectas, no salían de su asombro.

Este hecho me dio pie para plantearme varias preguntas: Cuando la gente echa en el cestillo un donativo, ¿dónde piensa que va ese dinero? ¿Acaso cree alguien que ese dinero va a parar al bolsillo de los sacerdotes? ¿Somos conscientes de los gastos que tiene la parroquia? ¿Quién debe pagar esos gastos? ¿Cómo tiene que ser la economía en la Iglesia?

La parroquia es una casa grande, muy grande. Igual que una familia tiene que afrontar gastos ordinarios, como la luz, la limpieza, las obras, los imprevistos, la calefacción, el agua, los impuestos, también la parroquia tiene que afrontarlos. Pero de forma más grande. Pagamos mucho más de luz o de calefacción que en una casa normal. Las obras, tienen también una dimensión más grande. En 2012 hemos tenido déficit en nuestras cuentas porque hemos tenido que afrontar el cambio de toda la instalación eléctrica. Gracias a que hemos podido ahorrar un poco en años anteriores.

Es importante que sepamos que la parroquia es la gran casa de todos. Todos nos beneficiamos de ella y todos colaboramos con ella. Al comenzar el año, cada uno deberíamos pensar en cómo podemos colaborar con el sostenimiento de nuestra parroquia, dependiendo de nuestros ingresos y de nuestra situación personal y familiar. La economía de la iglesia nunca puede entenderse como un pago más; no se trata de pagar por unos servicios que recibimos. Se trata más bien de compartir. En eso se nota que somos una familia, somos
hermanos, en que compartimos lo que tenemos y colaboramos para que todos los gastos puedan afrontarse entre todos, cuidando de que los más necesitados puedan ser los más beneficiados.

Aún nos queda mucho por hacer y crecer en el tema económico. Una persona que sabe compartir está más cerca del Evangelio y del seguimiento de Cristo.

Aún así, hay que agradecer todos los esfuerzos que nuestra parroquia hace para sacar adelante la economía parroquial, así como la solidaridad mostrada por todos en las Campañas de Cáritas y de Manos Unidas. Las cantidades destinadas a los más desfavorecidos son elevadas, lo cual indica que la sensibilidad de nuestra parroquia es digna de resaltar.

Por último me gustaría invitar a leer las cuentas parroquiales, para que todos sepamos lo que nos gastamos y lo que ingresamos. La transparencia económica debe ser siempre una obligación; pero no habrá verdadera transparencia si ignoramos lo que hay detrás de los números que publicamos cada año para que todo el mundo pueda conocerlos.

Un saludo agradecido a todos los que formamos esta gran familia de San José Obrero.

José Carlos

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