miércoles, 18 de marzo de 2020

Evangelio del día


Día de San José

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
JACOB engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
    «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le habla mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.


REFLEXIÓN
Qué duro debió ser para José enterarse de la maternidad de María. Si hubiera sido uno de tantos la habría repudiado públicamente. Pero José era bueno; por eso decidió repudiarla en secreto, para no perjudicarla. La realidad es dura. La vida está llena de problemas que no esperábamos. Quién iba a pensar en Navidad que en menos de tres meses íbamos a tener una crisis mundial como la que estamos padeciendo.
Pero hay muchas formas de ver la realidad: con ojos egoístas, envidiosos, soberbios, malvados… Pero también la podemos ver con ojos de bondad, como la veía José, con ojos transparentes y confiados. Por último, podemos mirar la realidad con los ojos de Dios. Eso es lo que transformó a José. Ojalá se nos aparezca el ángel del Señor y nos ayude a ver todo esto que estamos pasando a través de sus ojos, con una mirada que va más allá de los hechos.
Hoy hay gente que se aprovecha de la situación de pandemia para hacer negocio a costa de los demás o para imponerse sobre otros. También hay gente buena, muy buena, como José, que se está dejando la piel en un hospital, o en su trabajo, o cuidando de los mayores, o de los niños en sus casas… Pero todos necesitamos que Dios nos ayude a mirar la vida con sus ojos: ojos de esperanza, de consuelo, de amor que da la vida, de resurrección. Con una mirada así nada hemos de temer. Felicidades a todos los Josés, Josefas y a los padres. También a nuestros seminaristas. San José, ruega por nosotros.

No hay comentarios: