jueves, 26 de marzo de 2020

Evangelio del día


Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
    «Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.
Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.
Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibiréis.
¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».
Palabra del Señor.


COMENTARIO
El prólogo del Evangelio de San Juan nos anuncia lo que va a ser una constante en el desarrollo de dicho evangelio. El prólogo nos dice que la Palabra vino al mundo, pero el mundo no la recibió. En este texto, se nos dice cómo los judíos no admiten ni escuchan a Jesús. El se siente rechazado por ellos, porque no les vale el testimonio que da de sí mismo, ni el testimonio de Moisés, ni el  de Juan Bautista. Pero Jesús se sabe avalado por el Padre. Lo demuestran las obras que hace.
El otro día decíamos que no nos podemos gloriar de nuestras propias obras, pero a las personas se las puede conocer por lo que hacen, no solo por lo que dicen.
Jesús nos dice que viene del Padre, pero lo definitivo son sus obras: su incansable amor por los enfermos y excluidos, su entrega por el Reino, su trabajo por la justicia…
En el mundo escuchamos muchos testimonios de mucha gente, muchas opiniones que nos influyen en mayor medida. La realidad es tan compleja que no podemos conocer lo que hay detrás de las palabras. Más que nunca es necesario comprobar las cosas que nos dicen, más que nunca, es primordial descubrir los retazos de evangelio que hay en la vida de las personas, sean creyentes o no. Si lo hacemos de verdad, podemos llevarnos muchas sorpresas. Feliz jornada a todos. No nos olvidemos de mantener la firmeza ante la adversidad.

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