miércoles, 29 de abril de 2020

Evangelio del día, Triduo a San José Obrero, día II


Fiesta de Santa Catalina de Siena

Lectura del santo evangelio según san Mateo (Mt 11, 25-30)
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor


COMENTARIO
Hoy es el día de Santa Catalina de Siena. Una mujer laica, de la orden tercera dominica. Fue mística, vivió la peste de 1374 ayudando a muchos enfermos, contribuyó a la vuelta del papado a Roma, en un momento en que el cisma dividió a la Iglesia entre Aviñón y Roma. Es doctora de la Iglesia.
El evangelio de hoy nos recuerda cómo el Padre esconde su sabiduría a los sabios y entendidos, revelándose a los sencillos.
Catalina de Siena es un ejemplo claro de esta sabiduría de los sencillos. Nunca tuvo una educación formal, pero supo enfrentarse a los principales problemas que vivió su época. Siendo mujer, logró abrirse un camino en un mundo de hombres. Su fuerza y su sabiduría la sacaba de la oración.
Por otro lado, el evangelio, nos habla de los cansados y agobiados. Buenas palabras para las circunstancias que estamos viviendo. Muchos estamos ya nerviosos después de tantos días confinados, de tantas noticias negativas, de tantas dificultades por las que atraviesa el mundo. En estos momentos es importante acudir a Jesús para que nos ayude a ver las cosas con más paz, porque siempre serán más objetivas. Feliz día


TRIDUO A SAN JOSÉ OBRERO 2020
DÍA SEGUNDO (Para que reces desde tu casa)

ORACIÓN INICIAL

San José, padre adoptivo de Jesús, esposo de la Madre de Dios, protector  de la  Iglesia, venimos a ti para encomendarnos a tu protección. Nada has buscado en este mundo sino la gloria de Dios y el bien del prójimo. Entregado enteramente al Salvador, era tu alegría. Eras desconocido para el mundo y sin embargo conocido de Jesús, sus miradas reposaban complacidas sobre tu vida simple y escondida en él. San José, ves en la luz de Dios lo que nos falta, conoces nuestras preocupaciones, nuestras dificultades, nuestras penas. Gracias San José por interceder ante el Padre por nosotros. Encomendamos a tu solicitud paterna esta situación difícil de la pandemia. La ponemos en tus manos que salvaron al Niño Jesús, pero ante todo, implora para nosotros la gracia de la fe. Ayúdanos a conocer y amar cada día más a Jesús, con la ayuda de María su madre y nuestra Madre. SAN JOSE OBRERO, ¡RUEGA POR NOSOTROS! Amén

MEDITACIÓN PARA EL DÍA SEGUNDO


En la gran vidriera de nuestra parroquia descubrimos la Sagrada Familia. En primer plano, San José, nuestro patrón; detrás María y Jesús adolescente. Esta imagen, nos evoca a las familias que en estos días están viviendo en casa la pandemia del COVID-19. Por todas ellas queremos pedir en este segundo día del Triduo. De manera especial por las familias que pasan problemas económicos, por las que lloran la muerte de seres queridos, por las que tienen enfermos, por las que viven enfrentamientos acentuados por el confinamiento, por las familias que viven en pisos mínimos con muchos miembros, por las que no tienen hogar y viven estos días en centros de acogida, por las que padecen serios problemas económicos y no tienen lo mínimo para sobrevivir…. En estos momentos de la oración podríamos pensar en todas las familias que conocemos para presentarlas al Señor por intercesión de San José.

ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO

Tu vida de trabajo y de silencio nos enseña a ser eficaz en todas las situaciones, a esperar en la oscuridad, firmes en la fe.
Bajo tu patrocinio ofrecemos todo el día nuestros trabajos, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas a Jesús, Divino Obrero, a quien enseñaste tu oficio.
Concédenos, como a todos nuestros hermanos de trabajo, pensar como Él, trabajar con Él y vivir en Él.
Danos la gracia de amarle con todo nuestro corazón y de servirle con todas nuestras fuerzas.
Que su Reino sea un hecho en las fábricas, en los talleres, en las minas, en los despachos, en los campos y en nuestras casas.
Que las almas de los obreros, que en el día de hoy se encuentran en peligro, permanezcan en su gracia.
Y que por su misericordia, los obreros muertos en el campo de honor del trabajo, descansen en paz.
RUEGA POR NOSOTROS

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