miércoles, 29 de abril de 2020

Evangelio del día, Triduo a San José Obrero, día III


Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 6, 44-51)

EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
    «Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Palabra del Señor.


COMENTARIO
Sigue san Juan dándonos a conocer el discurso de Jesús sobre el PAN DE VIDA. Puede parecernos un poco repetitivo porque no nos ponemos en el contexto en que vivieron Jesús y las primeras comunidades cristianas. Jesús traía una novedad difícil de asimilar para los judíos.. Por eso se esfuerza en explicarles cuál es su novedad. Israel se asienta en el cumplimiento de la Ley de Moisés para encontrar la recompensa de Dios. Cumpliendo los mandamientos, los judíos se sentían salvados. Esa Ley de Moisés es el alimento espiritual para el pueblo, simbolizado en el maná.  Jesús les dice que los que se alimentan de ese maná, de esa Ley, perecen. Mientras que Jesús da un alimento que salva, que da vida al mundo, que provoca vida eterna. No hay que cumplir la Ley antigua; al contrario, basta con unirse a Jesús, a su persona, a sus sentimientos, a su Espíritu. Pero ese Espíritu que Jesús nos da no es una idea, sino que se encarna, se hace carne, realidad. El don de Jesús se hace histórico, concreto.
Esto nos recuerda que una fe teórica, que se vive exclusivamente en la capilla o en un templo, no es una fe real. El seguimiento de Jesús se tiene que hacer realidad en todo lo que nos pasa, en las alegrías y fatigas humanas, en las crisis económicas y los problemas de la humanidad. Una fe que no se hace carne es alimento sin sustancia, espiritualismo que no nos conduce a Dios, que está siempre en el hermano. La espiritualidad, cuando es verdadera, siempre nos compromete con nuestros semejantes. Feliz día.

TRIDUO A SAN JOSÉ OBRERO 2020
DÍA TERCERO (para rezarlo en casa)

ORACIÓN INICIAL

San José, padre adoptivo de Jesús, esposo de la Madre de Dios, protector  de la  Iglesia, venimos a ti para encomendarnos a tu protección. Nada has buscado en este mundo sino la gloria de Dios y el bien del prójimo. Entregado enteramente al Salvador, era tu alegría. Eras desconocido para el mundo y sin embargo conocido de Jesús, sus miradas reposaban complacidas sobre tu vida simple y escondida en él. San José, ves en la luz de Dios lo que nos falta, conoces nuestras preocupaciones, nuestras dificultades, nuestras penas. Gracias San José por interceder ante el Padre por nosotros. Encomendamos a tu solicitud paterna esta situación difícil de la pandemia. La ponemos en tus manos que salvaron al Niño Jesús, pero ante todo, implora para nosotros la gracia de la fe. Ayúdanos a conocer y amar cada día más a Jesús, con la ayuda de María su madre y nuestra Madre. SAN JOSE OBRERO, ¡RUEGA POR NOSOTROS! Amén

MEDITACIÓN PARA EL DÍA TERCERO


En este tercer día del triduo, queremos usar esta preciosa escultura de José Antonio Elvira, que está en el exterior de nuestra parroquia, para recordar de un modo especial a San José educador. Si nos fijamos vemos cómo el padre transmite su sabiduría al hijo en un gesto de paciencia por parte del adulto y de escucha atenta por parte del joven Jesús. Por eso, hoy queremos recordar a todos los EDUCADORES: los padres que educan a sus hijos, los maestros y profesores, los catequistas… En estos días, como no hay colegio, parece, que los maestros o los catequistas están desaparecidos. Pero no es así. Los profesores han estado trabajando desde casa muchas horas, pendientes de sus alumnos y de sus padres. Merece la pena tener en estos días un recuerdo agradecido para todos ellos. También recordamos a todos los catequistas, y a los niños, que han tenido que interrumpir las catequesis. No podrán tomar la comunión y recibir la confirmación hasta después de verano. Que san José Obrero les sostenga en la fe.

ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO 

Tu vida de trabajo y de silencio nos enseña a ser eficaz en todas las situaciones, a esperar en la oscuridad, firmes en la fe.
Bajo tu patrocinio ofrecemos todo el día nuestros trabajos, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas a Jesús, Divino Obrero, a quien enseñaste tu oficio.
Concédenos, como a todos nuestros hermanos de trabajo, pensar como Él, trabajar con Él y vivir en Él.
Danos la gracia de amarle con todo nuestro corazón y de servirle con todas nuestras fuerzas.
Que su Reino sea un hecho en las fábricas, en los talleres, en las minas, en los despachos, en los campos y en nuestras casas.
Que las almas de los obreros, que en el día de hoy se encuentran en peligro, permanezcan en su gracia.
Y que por su misericordia, los obreros muertos en el campo de honor del trabajo, descansen en paz.
RUEGA POR NOSOTROS

No hay comentarios: