+ Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Mateo (Mt 13, 54, 58)
En aquel tiempo:
Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados.
«¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?»
Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.
Entonces les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia.»
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Palabra del Señor
COMENTARIO
Al leer este evangelio, siempre pienso que si los de
Galilea hubieran sabido lo que pasó después con el paso de los siglos, si
hubieran sabido quien era de verdad Jesús, se habrían callado un poco. Lo mismo
podríamos decir de los que le dieron muerte en la cruz. La ceguera del pueblo y
de las autoridades es común en todas las épocas, en todos los países. Cuántos
profetas han sido silenciados en la historia, cuantos santos han muerto
mártires y después se les ha tenido que rehabilitar, porque el tiempo pone a
todos en su lugar. Sin ir más lejos, los dos santos paisanos nuestros, pasaron
por lo mismo. Santa Teresa fue investigada por la Inquisición, san Juan de la
Cruz fue encarcelado por los suyos. Esto nos lleva a poner en duda siempre lo
que vivimos en el momento actual. A veces ponemos en los altares a personas que
la historia demuestra que han sido verdaderos monstruos. Hitler es un ejemplo entre
muchos, puesto que fue votado por la mayoría del pueblo alemán. En tiempos de
crisis hay que desconfiar de los profetas que son muy aclamados como
salvadores.
Jesús fue hijo de un carpintero. Lo conocían todos en
su pueblo. Y lo rechazaron. Solo algunos como José, el carpintero, como María y
un pequeño grupo de seguidores, fue capaz de descubrir en Jesús al Mesías,
contra todo pronóstico.
Al pobre José a veces hasta en la Iglesia se le tiene
un poco olvidado. Menos mal que con la última edición del misal, se menciona
junto a María la Virgen. Incluso si hiciéramos un ranking de santos (cosa que
me parece aberrante), san José no estaría de los primeros en las devociones
populares.
José el hombre bueno y discreto no proporcionó mucha
fama a Jesús, aunque descendiera del troco de Jesé, pero le dio lo mejor que
tenía, su protección, su bondad, su casa. El es uno de los principales
colabores en la historia de la salvación, porque junto con María, hizo posible
la venida del Salvador. Por eso, hemos de rehabilitar su nombre, hemos de
redescubrir su persona. Si durante su vida protegió a Jesús para que nosotros
llegáramos a conocerle, también en este momento de la historia, nos ayuda a
todos para que descubramos al Hijo un poco más cada día.
Nuestra parroquia lleva el nombre de san José. Eso nos
llena de orgullo. Ojalá este templo sea un recinto donde se ayude a las
personas a encontrarse con Jesús, como hizo José. Ojalá, desde la simplicidad
de vida podamos crecer en bondad, ésa que José tenía de natural.
Aunque ya hemos acabado el triduo en el que hemos
pedido por los difuntos, los enfermos, los sanitarios, las familias y los
educadores, no queremos olvidar a LOS TRABAJADORES. Nuestro patrón es San José
Obrero. En estos días de crisis pedimos al Padre por todos los que han perdido
su puesto de trabajo, por aquellos que temen por su futuro laboral, por todas
las empresas que han tenido que cerrar, por todos los autónomos y empresarios
que están pasando muchos apuros económicos para poder seguir adelante… También
queremos recordar hoy de un modo especial a nuestra COMUNIDAD PARROQUIAL, a
todos los grupos que la componen, a todas las personas que trabajan en ella
para hacer realidad la Buena Noticia de Jesús, a todos los que participan en la
Eucaristía cada día, a todos los niños, jóvenes, adultos y ancianos que se sienten
miembros de esta comunidad.
Pedimos a nuestro Patrón que el Señor nos ilumine para
buscar la unidad en estos momentos de crisis, para encontrar soluciones
imaginativas, para no dejar en la cuneta a los que se han quedado sin nada,
para encontrar el camino que nos saque de este pozo, buscando siempre el bien
común, no los beneficios personales únicamente. SAN JOSÉ OBRERO RUEGA POR
NOSOTROS. FELIZ FIESTA
SAN JOSÉ (Por D. Segundo Sacristán Sáez)
“Este es el servidor fiel y prudente que el Señor puso
al frente de su casa”. Es el pensamiento con que comienza la celebración
eucarística del día de hoy. En el mundo actual, cuando se pregunta, no si uno
es fiel, sino cuantas veces se ha sido infiel, nos encontramos con que la
palabra escogida por Dios para aplicársela a la persona que se pone en sus
manos es la misma que muchos desechan.
La fiesta de san José sugiere diversos pensamientos en
quien se pone a considerar las circunstancias que la rodean.
Está situada la fiesta de este santo al final del
invierno y el comienzo de la primavera. Aunque la comparación resulte un poco
forzada, bien podemos decir que san José es un fruto del Antiguo Testamento,
encontrando en él lo que bien podríamos llamar su “plenitud”.
Aunque bien mirado, la vida nueva que él nos trae o la
plenitud a la que él llega no es la propiamente suya, sino que la trae de la
mano. La plenitud y la vida nueva es Jesús.
El papel de san José es incomparable. Su participación
en el Evangelio es la indispensable, pero suficiente para darnos cuenta de su
estatura y del significado de su persona. Hay santos y sabios que nos atraen y
casi nos fascinan con sus libros o con sus descubrimientos.
El puesto, sin embargo, que ocupa san José vale
incomparablemente más que cualquier libro. Sucede algo parecido al puesto que
ocupa la Virgen María. Pueden haber existido o puede haber, con el tiempo,
figuras de gran relieve. Pero ninguna puede llegar a ocupar el lugar de ser
MADRE DE DIOS; eso fue algo exclusivo de la Virgen María.
Ser el ángel tutelar, el custodio o padre adoptivo de
Jesús es algo a lo que nadie puede llegar, aunque pudieran existir muchos
aspirantes a tal puesto.
Del padre Damián se cuenta que cuando veía cómo la
lepra se iba adueñando de su cuerpo, le pidió el Señor, que al menos, le
mantuviera incontaminadas las manos para poder repartir el pan a los
necesitados y la comunión a quienes se acercaran a recibir el Cuerpo del Señor.
San José, Maestro de oración, que tantas veces se
dirigía a Dios desde el silencio del corazón, seguro que más de una vez le
diría que le conservara las manos sanas y fuertes para poder ganar con ellas el
necesario pan de cada día para poder mantener con él a su Hijo.
Los cristianos podemos darle al Señor la adhesión del
corazón y el obsequio de nuestra fe. Ninguno podemos llegar a hacer el milagro
de trabajar por el pan de cada día para el Hijo de Dios, como hizo en su vida
san José que amasó con su amor el pan que comió Jesús.
Santa Teresa guarda un buen lugar en sus libros y en
su devoción para san José.
Hay unos cuantos nombres que están como nadando en sus
escritos: “el gran san Pablo”, como dice ella, san Andrés, san Agustín,
“nuestro padre san Francisco”… Pero, puesto que conocía la calidad de san José,
para él tiene lo mejor de su devoción y casi los mayores elogios.
Tiene santa Teresa un libro no tan conocido, ni de
tanta altura como otros. `pero más expresivo en las manifestaciones o
experiencias de su alma. Es el que ella llama CUENTAS DE CONCIENCIA.
Son generalmente párrafos cortos, aunque también los
hay más extensos.
En uno de ellos dice a sus monjas: “Ay, hijas mías,
encomiéndense a Dios, y tengan devoción a san José, que puede mucho” (C.C. 26)
“Entendí que tenía mucha obligación de servir a
nuestra Señora y a San José, porque, muchas veces, estando yo caída, por sus
ruegos, se tornaba Dios a dar salud” (C.C. 63)
“Quien no hallare maestro que le enseñe oración, acuda
a este santo, y no errará en el camino”
“Es cosa que espanta las grandes mercedes que Dios me
ha hecho por medio de este santo, de los peligros que me ha librado, tanto de
cuerpo como de alma…”
En el evangelio aparece lo suficiente para que nos
demos cuenta de su calidad y de la talla y categoría de su persona. Era hombre
de pocas palabras, diríamos en Castilla. Pero su nombre participa de la memoria
de todos, como los grandes héroes.
MEDITACIÓN SOBRE SAN JOSÉ (Por Félix Ayuso)
Mt 1,16.18-21.24a:
José tenía su vida ya planificada y en marcha, el
trabajo a realizar, la mujer con la que casarse, asentado en un pueblo en un
país, plenamente integrado en sus leyes y sistema de vida. Como todos nosotros
vivimos o deseamos vivir. Pero de repente todo su sistema de vida, todos sus
esquemas se van al traste. María está embarazada y él no es el padre. ¡Qué
oscuridad y que amargura envolverían en aquel momento a José! su presente y sus
planes de futuro se quiebran por completo y él queda sumergido en tinieblas.
También a nosotros se nos ha paralizado la vida,
nuestros hábitos, nuestro hacer espontáneo, nuestros trabajos, se han
paralizado y el futuro es incierto, seguramente que no podamos vivirlo como
siempre lo habíamos proyectado. Algunas veces abrimos y cerramos los ojos, nos
pellizcamos, nos cuesta creerlo ¿no será un mal sueño, una pesadilla y ahora me
despierto y todo pasa? Queremos que todo pase rápido, quince días, un mes y
luego volver a la misma vida de antes.
Pero está siendo más tiempo, llevamos ya mes y medio y
todo va muy lento... No perdamos la esperanza! ¡lo superaremos!, pero que
nuestra forma de vivir, de organizarnos... tantos de nuestros proyectos tendrán
que cambiar, nuestra sociedad, nuestro país, nuestro mundo no podrá vivir
exactamente igual que antes.
José acepta con dolor la situación y como es sensato,
justo y bueno quiere mitigar los daños, que se produzca el mental daño posible:
“José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en
secreto.”
También nosotros podemos estar teniendo esta actitud:
“Vamos a salvar lo que podamos, que esto nos afecte lo menos posible, nos
protegemos bien, nos exponemos poco, y ya saldremos adelante”. Entonces
seguimos siendo los mismos, pero, sin horizonte sin esperanza, metidos en
nuestro refugio, esperando que pase el temporal sin saber a dónde vamos.
Es el tiempo de la NOCHE, no vemos nada, refugiémonos
y durmamos, no podemos hacer nada.
Pero Dios habla en la noche: “apenas había tomado esta
resolución se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:-«José, hijo
de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura
que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás
por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.». Cuando José
ya había definido su estrategia de esconderse, de repudiar en secreto a María y
al niño, de rechazar aquello que le había llegado, Dios se le aparece en
sueños, así es Dios, no se nos aparece con toda nitidez, no nos hace una
llamada, no es evidente, sino que se aparece en sueños, como una luz en mitad
de la noche, que nos atrae pero no sabemos seguro hacia dónde vamos.
Y le habla, le
muestra otro modo de ver aquello, que no es el que José tenía, pero es el
verdadero: La criatura que hay en María viene del Espíritu Santo, es un don de
Dios, no es algo que arruina tu vida es algo que la cambia para bien, para
levantarla a lo más alto, hasta Dios, y tus planes y proyectos han sido
cambiados, si, pero ahora tienes una misión más grande acoger, poner nombre, y
educar al mismo Hijo de Dios, una misión que hará más grande su vida, ya no
tendrá familia propia, pero tendrá toda la familia de Dios, será padre de los
creyentes, lo más importante ya no será llevar el pan a su casa, sino llevar a
Dios a cada casa, no tendrá que tener miedo y mirar cómo salvarse él de aquella
situación, sino hacer crecer a aquel que es la salvación de todos, y dejarse llevar
por Él.
También nosotros estamos en la NOCHE, como José,
también estamos en la incertidumbre y no terminamos de tener seguro si esto
está pasando o es sólo un sueño, también están en el aire nuestros proyectos y
nuestro sistema de vida... Pero Dios viene a nuestro encuentro y nos habla
....”En toda esta confusión yo estoy contigo..., no tengas miedo, ten fe, vive
con ESPERANZA: tú vida va a cambiar pero
será para algo bueno, para tu crecimiento, para alargar más la mirada, para que
salgas de tus proyectos y entre en los míos, para que no quieras tener TU
familia (una posesión) sino que recibas el regalo de entrar en la mía que es
mucho más grande y tengas una misión en ella;
para que no te identifiques con unas leyes sociales, ni con una bandera,
sino que haya dónde Jesús, mi hijo y el tuyo te lleve sea tu pueblo y tu
familia, el lugar donde realizar tu trabajo y tu misión, para que saques las
raíces de tu tierra y las introduzcas en mi, y yo sea la tierra que te
sostiene, te alimenta y te hace dar fruto eterno”.
¿Cómo está apareciendo el Señor en “esta noche”?
¿Qué me dice?
¿Qué está cambiando
y quiere cambiar en mi/nuestra vida?
San José Obrero con las peticiones hechas por todos
nosotros durante estos días
No hay comentarios:
Publicar un comentario