sábado, 13 de marzo de 2021

Evangelio del Domingo


DOMINGO IV DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA 2 Crón 36, 14-16. 19-23

Lectura del segundo libro de las Crónicas.

EN aquellos días, todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, imitando las aberraciones de los pueblos y profanando el templo del Señor, que él había consagrado en Jerusalén.
El Señor, Dios de sus padres, les enviaba mensajeros a diario porque sentía lástima de su pueblo y de su morada; pero ellos escarnecían a los mensajeros de Dios, se reían de sus palabras y se burlaban de sus profetas, hasta que la ira del Señor se encendió irremediablemente contra su pueblo.
Incendiaron el templo de Dios, derribaron la muralla de Jerusalén, incendiaron todos sus palacios y destrozaron todos los objetos valiosos. Deportó a Babilonia a todos los que habían escapado de la espada. Fueron esclavos suyos y de sus hijos hasta el advenimiento del reino persa. Así se cumplió lo que había dicho Dios por medio de Jeremías:
«Hasta que la tierra pague los sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta cumplirse setenta años».
En el año primero de Ciro, rey de Persia, para cumplir lo que había dicho Dios por medio de Jeremías, el Señor movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino:
«Así dice Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a ese pueblo, puede volver. ¡Que el Señor, su Dios, esté con él!».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 136, 1-2. 3. 4-5. 6 (R/.: 6ab)

R/. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti.
V/. Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar
con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R/.
V/. Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión». R/.
V/. ¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha. R/.
V/. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías. R/.

SEGUNDA LECTURA Ef 2, 4-10

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

Hermanos:
Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo —estáis salvados por pura gracia—; nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él, para revelar en los tiempos venideros la inmensa riqueza de su gracia, mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tampoco viene de las obras, para que nadie pueda presumir.
Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que practicásemos.

Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio

Cf. Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito;
todo el que cree en él tiene vida eterna.

EVANGELIO Jn 3, 14-21

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».

Palabra del Señor.



HOMILÍA

1- Nicodemo
Nicodemo es un fariseo, que además pertenece al Consejo Judío. Por tanto es un hombre de la Ley, un hombre con autoridad. Pero también es un hombre que ha visto cómo actúa Jesús en el templo y de alguna forma siente curiosidad por él. Nicodemo representa a la Ley y a la autoridad judía, que el evangelista presenta como las tinieblas. Jesús es en cambio la Luz. Entre estos dos mundos, la tiniebla y la Luz, está Nicodemo, que duda de su pertenencia. Por eso va a visitar a Jesús, de noche, sin que nadie le vea.

2- La serpiente del desierto
En Nm 21, 9, se nos cuenta un episodio mientras el pueblo de Israel iba caminando por el desierto hacia la Tierra Prometida. Los israelitas se encontraron con una gran plaga de serpientes. Muchos eran mordidos por ellas. Entonces Dios mandó fabricar a Moisés una serpiente de bronce para que la mantuviera siempre alzada. Cuando un israelita era mordido por una serpiente, no tenía más que mirar a la otra serpiente de bronce portada por Moisés. En ese momento era curado del veneno. El mordido por la serpiente, no moría, al contrario, vivía.
Juan evangelista establece una comparación entre este pasaje del libro de los Números y lo que le sucederá a Jesús: será levantado, lo mismo que Moisés levantó a la serpiente. Si los que miraban la serpiente no tenían que morir por ser mordidos, los que miren a Jesús, elevado a lo más alto con la resurrección, también tendrán vida. El que se une a Jesús se llena de vida , no morirá.

3- Mirar a Jesús
En este mundo, lleno de corruptelas, de luchas por el poder, de negocios sucios, de comercio desenfrenado, necesitamos un poco de aire fresco, un poco de verdad en nuestras vidas, un poco de honradez que nos devuelva la fe en el hombre. Y para eso lo mejor es mirar a Dios, mirar a Jesús. Descubrir cómo el Padre no ha dudado en sacrificar la vida de su Hijo, entregarle por amor. Hoy es un día excelente para contemplar cómo Jesús se alejaba del poder, se acercaba a los humildes y pequeños; para mirarle caminando por los caminos de Galilea curando a los leprosos, restituyendo la dignidad a los pecadores…. En ese repaso a su vida, lo vemos también fracasado, perseguido por las autoridades, insultado y torturado, condenado a morir en una cruz… Jesús es el Hijo que lleva a término los deseos del Padre para este mundo. Por eso lo levantó, lo resucitó, le dio la vida. De esa misma manera nos dará la vida a nosotros, aunque estemos fuera de las estrategias de este mundo, aunque no contemos como actores principales de este teatro en el que vivimos. Nos basta con estar en la Luz, aunque ésta sea rechazada, aunque la mayoría prefiera las tinieblas. Mirar a Jesús, mantenernos en su camino, nos asegura la vida; no nos preserva de los sufrimientos de este mundo, pero nos permite vivir con dignidad, con altura de miras: la altura que nos ofrece el Padre en su proyecto del Reino. Un proyecto de fraternidad, de mesa compartida, de acogida para los descartados… No temas si no ocupas los primeros puestos de nada… Al contrario, alégrate, porque Jesús tampoco los ocupó. No te inquietes, porque tu cartilla no está repleta de millones. Desvívete por buscar el bien común en nuestra sociedad; por defender los derechos de los excluidos; por buscar la verdad de las cosas, sin conformarte con la explicación que dan siempre los mismos; por ser honrado en tu vida, en tu trabajo, en tu familia, con tus amigos, contigo mismo. Entonces resplandecerás, no por tus méritos, como nos dice san Pablo en la segunda lectura, sino porque Cristo proyecta su luz sobre ti. Te llenarás de vida. Feliz domingo.

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