Las cuentas claras

Hemos concluido el 2010. Hacemos balance de nuestra vida, pero también de nuestra economía. Y este año hemos tenido superávit en las cuentas parroquiales: 1065,95 euros. No está mal, teniendo en cuenta las obras que hemos hecho en el templo: arreglo de la cubierta de la capilla de la Virgen, trastejado de toda la iglesia, cambio de algunos canalones, limpieza de la chimenea de la calefacción, arreglo de grifería y puertas de los locales de la catequesis… Además hemos adquirido la escultura conmemorativa de los 25 años de nuestra Iglesia.
En un edificio tan grande, siempre hay obras que hacer. La próxima, es el cambio de toda la instalación eléctrica, puesto que nos exige la Junta, adecuarla a la normativa vigente. Y porque la iluminación del templo es bastante pobre. Aún no sabemos lo que nos costará este cambio, pero seguramente será mucho dinero.
Para los cristianos, la iglesia es como nuestra segunda casa y nos gusta que esté lo más bonita posible. Para ello debemos invertir esfuerzos y dinero. Desgraciadamente no contamos con ninguna subvención oficial, puesto que las subvenciones van destinadas a los edificios histórico-artísticos. Y nuestra iglesia no lo es. Pero este templo se ha construido con el esfuerzo de todos los cristianos del barrio y así seguirá siendo. Estamos orgullosos de ello.
Otra actuación pendiente para el futuro (¿quizá para el próximo año?) es el cambio de la caldera de la calefacción. La que tenemos ahora se queda pequeña. No acaba de calentar bien, teniendo en cuenta que la utilizamos para el calor en el templo y en los locales de la catequesis.
Por último, me gustaría subrayar la partida de las cuentas que dedicamos a la solidaridad, 23.549,52 euros. En esta partida incluimos las colectas realizadas en la campaña de navidad para Cáritas parroquial, las colectas para Manos Unidas, Seminario, Domund, Santos Lugares, Cáritas Nacional etc. Es más del 30% de nuestro presupuesto anual. Contra la opinión de los que piensan que nos somos solidarios, hemos de decir que nuestra parroquia tiene una especial sensibilidad hacia los más desfavorecidos. Podemos estar seguros de que nuestras aportaciones llegan a los más pobres, puesto que las instituciones con las que colaboramos son serias y trasparentes.
Agradezco de corazón la colaboración de todos en mantener nuestra iglesia. Desde los primeros siglos del cristianismo se consideró que compartir los bienes es un signo de la fe verdadera.

José Carlos

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