jueves, 31 de diciembre de 2020

Evangelio: Santa María, Madre del Señor


SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

PRIMERA LECTURA Núm 6. 22-27

Lectura del libro de los Números.

EL Señor habló a Moisés:
«Di a Aarón y a sus hijos, esta es la fórmula con la que bendeciréis a los hijos de Israel:
“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
El Señor te muestre tu rostro
y te conceda la paz”.
Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R/.: 2a)

R/. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.
V/. Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.
V/. Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.
V/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra. R/.

SEGUNDA LECTURA Gál 4, 4-7

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas

HERMANOS:
Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la adopción filial.
Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡“Abba”, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Palabra de Dios.

Aleluya Heb 1, 1-2

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. En muchas ocasiones habló Dios
antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo. R/.

EVANGELIO Lc 2, 16-21

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor.



HOMILÍA

En este día de año nuevo tenemos deseos de renovar nuestra vida. Podemos empezar por las sugerencias que la Iglesia nos hace en este día, junto con las lecturas de hoy:
1- La Iglesia celebra el día de la paz
En este primer día nos imaginamos a Jesús diciéndonos “paz a vosotros”. Hay que aceptar el regalo que nos hace, porque sin él nuestra vida no soporta las tensiones rutinarias, los conflictos que son inevitables, los enfrentamientos humanos. Pero la paz hay que trabajarla, primero en nosotros; después en nuestro mundo más próximo. No se puede conseguir la paz si no ponemos las bases para que no haya injusticias o desigualdades. Que el Señor nos conceda este don para caminar por las sendas que nos conducen a la paz.
2- Bendición
“El Señor te bendiga y te proteja”. Así comienza la fórmula de bendición de la primera lectura. Cuando Dios nos bendice todo cambia. El nos ha bendecido en la persona de Cristo. Se ha volcado en nosotros haciéndonos sus hijos gracias a que Jesús se nos ha dado. Esa es la mayor bendición: poderle conocer. A veces pensamos que la bendición y la protección es meternos en una especie de burbuja para que no nos pase nada. Si fuera así, no estaríamos viviendo en la tierra, sino en el cielo. Pero tenemos que vivir en la tierra, y nos encontramos con virus que nos amenazan, con calamidades que no deseamos, con contratiempos que nos desequilibran. A pesar de ello, Dios nos sigue bendiciendo porque nos permite conocer su intimidad, descubrir su camino, su persona, en la misma persona de su Hijo. De esa manera nos hace hijos, como nos dice la segunda lectura. Esa es la mayor bendición que podemos recibir: pertenecer a la familia de Dios. Eso nos hace honorables, nos engrandece. ¿Somos conscientes?
3- Madre de Dios
Lo primero que se puede decir de María es que es madre. La principal tarea de la naturaleza es la de engendrar vida. Pero María ha engendrado al que es la Vida. Por eso decimos que es la Madre de Dios.
La maternidad de María es igual a la maternidad de cualquier mujer, porque da a luz al ser humano Jesús. Pero difiere de la maternidad de cualquier mujer porque ha engendrado al Hijo del Altísimo. El fruto de su vientre es único, porque es el Hijo de Dios. Si todos nosotros hemos sido bendecidos por Dios como hijos, María ha sido bendecida como Madre. Por tanto, ha sido colmada como la portadora de Dios, la que nos trae a Jesús en su vientre.
María es Madre de la Iglesia, porque ella estuvo desde sus orígenes el día de Pentecostés. También podemos decir que es madre nuestra, porque todos formamos parte de la misma Iglesia, porque Jesús nos la dio como Madre desde la cruz.
4- Contar y guardar
El evangelio de hoy nos presenta a las figuras de los pastores que fueron al portal y vieron, y escucharon. Después contaron a todos lo que habían visto y oído. Los creyentes hemos de ser contadores de los que vemos, de la Palabra que oímos. Cuando descubrimos a Jesús en los hechos cotidianos de nuestro vivir, hemos de proclamarlo a los cuatro vientos para que nos oigan: Jesús está en las personas que con paciencia cuidan a sus mayores, en los padres que acompañan la vida de sus hijos; en la mujer que da todo lo que tiene para ayudar a los pobres; en el anciano que diariamente cuida de sus nietos; en el cooperante que trabaja por el desarrollo de los pueblos; en el orante que siente la presencia de Cristo en la oración…. Todo tiene que ser contado.
Pero para contar hay que saber escuchar, saber interiorizar, como María, que guarda todo lo que escucha y contempla de su Hijo. Si no guardamos lo importante corremos el riesgo de ser desmemoriados. Dios ha estado grande con nosotros. Pero si lo olvidamos, nos vamos separando de él, porque llenamos nuestro corazón con otras cosas. María, enséñanos a interiorizar las cosas de tu Hijo. Solo así pueden ser contadas. FELIZ AÑO NUEVO

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